"Está claro que a la hora de pensar en el futuro, los bolivianos van a elegir entre los que saben hacer bonos y los que no saben hacerlo, entre los que saben hacer las cosas ayudándonos unos a otros, y los que no saben hacerlo; entre los que piensan en la gente y los que piensan en el poder", dijo la gobernante-candidata.
El discurso electoral de Áñez se anticipó en un mes al período oficial de campaña programado por el Tribunal Supremo Electoral con miras a los comicios generales que ese organismo ha fijado para el 18 de octubre.
El mensaje de Áñez estuvo marcado por una fuerte confrontación con el parlamento y el poder electoral, aparte de ataques directos a los otros siete candidatos presidenciales habilitados para las elecciones.
"Esos candidatos estaban y están ocupados en hacer política, estaban y están llenándose la boca con palabras complicadas para justificar sus intereses políticos, y ninguno, ni en la derecha ni en la izquierda, ni los nuevos ni los viejos abrieron ni abren la boca para reclamar por el bono Salud", fustigó la Presidenta.
El bono aludido es un nuevo pago a personas sin salario fijo ni renta de jubilación, equivalente a 72 dólares, que el Gobierno de Áñez ha prometido pagar como alivio por la pandemia de COVID-19, con la condición de que el parlamento opositor apruebe créditos internacionales ya contratados.
"El resto de los políticos y candidatos a la presidencia han guardado un silencio cómplice con el MAS (que controla el parlamento) en la lucha por los bonos. Nunca escuché a los candidatos peleando para defender o impulsar el bono", afirmó.
Tras su discurso, la gobernante saludó a la guardia presidencial frente al Palacio de Gobierno y caminó hasta la contigua Catedral católica de Nuestra Señora de La Paz luciendo un histórico medallón de mando y la banda presidencial reservada para ocasiones solemnes, aunque esta vez no incluía la imagen de la wiphala.
Medios locales y activistas de las redes sociales publicaron fotografías y videos de la banda presidencial sin el símbolo indígena, desatando una ola de críticas.
La multicolor wiphala y la flor amazónica Patujú fueron elevadas al rango de símbolos patrios durante el pasado Gobierno de Evo Morales (2006-2019).