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La crisis monárquica abre una brecha entre Pedro Sánchez y sus socios de Gobierno

© AP Photo / Manu FernandezPedro Sánchez, presidente de España
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MADRID (Sputnik) — La huida al extranjero del rey emérito, Juan Carlos I, pilló por sorpresa a varios integrantes del Gobierno español, desconocedores de las conversaciones entre el presidente, Pedro Sánchez, y el rey Felipe VI para gestionar la marcha de su padre.

La composición del Gobierno español —una coalición entre los socialdemócratas del PSOE y los izquierdistas de Unidos Podemos (UP), estos últimos en minoría— fuerza de forma constante a Pedro Sánchez a hacer equilibrios para que no salten chispas a ambos lados de la mesa del Consejo de Ministros.

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En las eternas negociaciones previas a la investidura de Sánchez las dos partes acordaron que, pese a gobernar juntos, el PSOE se encargaría de las 'cuestiones de Estado', mientras que Unidas Podemos quedaría más relegado a la gestión de asuntos sociales.

Además, en lo que tienen que ver con la Casa Real, las dos almas del Gobierno tienen posiciones muy diferentes: el PSOE defiende el orden constitucional y la monarquía parlamentaria, mientras que UP —de clara tradición republicana— nació como un grito contra ese orden en plena crisis económica.

Por ello no extraña que Pedro Sánchez haya gestionado la crisis del rey Juan Carlos I a espaldas de sus socios de Gobierno y que estos, pese a dejar las cuestiones de Estado en manos del PSOE, no hayan podido evitar expresar su malestar al respecto.

"No estábamos al tanto"

"Las decisiones que pueda tomar el PSOE desde la Moncloa no han sido una decisión del Gobierno de coalición. Nosotros no estábamos al tanto", dijo el 4 de agosto la ministra de Igualdad, Irene Montero (UP), tras ser preguntada sobre el papel de su partido en la crisis.

La posición del PSOE es clara: los escándalos del rey emérito no ponen en cuestión la institución monárquica, una postura que los socialistas intentan extender a toda la coalición. El propio Pedro Sánchez lo expresó así en su última comparecencia pública: "El Gobierno que presido considera plenamente vigente el pacto constitucional", dijo.

Sin embargo, en las últimas horas quedó claro que la postura del Gobierno no es unánime. Distintos miembros de UP, con el vicepresidente segundo Pablo Iglesias a la cabeza, calificaron como "indigna" la marcha del rey emérito.

"La huida al extranjero de Juan Carlos de Borbón es una actitud indigna de un exjefe del Estado y deja a la monarquía en una posición muy comprometida", dijo Iglesias, horas después de conocerse la noticia, en una serie de mensajes publicados en redes sociales.

​Pese a que la decisión de Pedro Sánchez fue calificar como aceptada la decisión de la Casa Real, Iglesias afirmó que "un gobierno democrático no puede mirar hacia otro lado ni mucho menos justificar o saludar comportamientos que socavan la dignidad de una institución clave como es la Jefatura del Estado y que son un fraude a la Justicia".

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Horas más tarde, la vicepresidenta primera, Carmen Calvo (PSOE), enmendó estas palabras, negándose incluso a calificar de "huida" la marcha de Juan Carlos I. "El rey emérito no huye de nada porque no está inmerso en ninguna causa", afirmó.

En el aspecto técnico la afirmación de Calvo es acertada. Pese a que en los últimos meses salieron a la luz informaciones que apuntan a la posible participación del monarca en el cobro de comisiones irregulares, blanqueo de capitales y delitos fiscales, por el momento no está imputado formalmente. El propio Tribunal Supremo —encargado de las diligencias previas para dirimir sobre su posible involucración en estos delitos— rechazó imponer medidas cautelares.

No obstante, su decisión de salir públicamente a enmendar las palabras de otro vicepresidente evidencia que, en la cuestión monárquica, el Gobierno español dista de estar de acuerdo.

Comparecencia de Felipe VI

Esta división se evidencia todavía más en boca de aquellos responsables políticos que no se ven encorsetados por las responsabilidades gubernamentales.

Por ejemplo, Jaume Asens, portavoz de los Comunes —la rama catalana de Podemos— dirigió este 6 de agosto sus críticas de forma directa contra Pedro Sánchez, afirmando que "no ha actuado como presidente del Gobierno de coalición, sino como un presidente del PSOE, del bipartidismo o del régimen del 78".

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Por su parte, la voz más importante de los Comunes, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, también dirigió sus críticas hacia Sánchez, afirmando que su discurso sobre la crisis monárquica es "indignante", "decepcionante" e incluso "desleal".

Además, en las últimas horas Unidas Podemos aumentó la presión sobre la Casa Real pidiendo la comparecencia en sede parlamentaria de Felipe VI para arrojar luz sobre la situación de su padre del que, recordemos, todavía no se sabe en qué país se encuentra.

Según reportan medios locales citando a fuentes del Gobierno, ante estas tensiones, Pedro Sánchez trasladó a los ministros de Unidas Podemos su intención de seguir defendiendo la estabilidad de la institución monárquica pese a la sacudida por la huida del rey emérito.

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En concreto, El País afirma que en la última reunión del Consejo de Ministros el presidente ofreció un discurso en el que manifestó su disposición a defender "la estabilidad de España", lo que a su modo de ver sjlo puede hacerse defendiendo "a todas las instituciones".

No obstante —prosigue El País— en ese discurso Sánchez también mostró cierta flexibilidad, asumiendo el derecho de Unidas Podemos a defender sus propias posiciones sobre la organización del Estado.

A falta de saber si esa conversación es suficiente para tender puentes entre el alma institucional del PSOE y las convicciones republicanas de sus socios, a estas alturas resulta innegable de que la cuestión monárquica es un punto de fricción en un Gobierno con demasiados problemas sobre la mesa por la gestión de la pandemia y su consecuente crisis social. 

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