"El comité técnico del Procicat ha aprobado hoy aplicar medidas para contener los brotes epidémicos de la COVID-19 en los municipios de Figueres y Vilafant, en el Alt Empordà, y en Sant Feliu de Llobregat, en Barcelona", informó en un comunicado el Gobierno catalán.
Las medidas aprobadas por las autoridades de Cataluña para estas localidades son las mismas que están en vigor en el área metropolitana de Barcelona y las comarcas del Segrià y la Noguera, en la provincia de Lleida.
Esta norma se extiende a eventos como bodas, servicios religiosos, celebraciones y ceremonias fúnebres.
A los comercios de estas localidades se recomienda que controlen el acceso, mientras que bares y restaurantes podrán operar con un aforo en el interior limitado a la mitad.
Finalmente, queda suspendida la apertura de equipamientos culturales, establecimientos como teatros, cines y estadios deportivos, parques de atracciones, gimnasios y establecimientos de ocio nocturno, entre otros.
Estas medidas entrarán en vigor tras ser validadas por la autoridad judicial y durante 15 días, un plazo que el Gobierno puede modificar en función de la evolución de la pandemia.
El Gobierno regional no tiene competencia para obligar a los ciudadanos a un confinamiento domiciliario, y por eso se limita a pedir que limiten al máximo el contacto social y permanezcan en sus hogares.
El Departamento de Salud catalán contabiliza más de 81.900 casos positivos acumulados de coronavirus desde que comenzó la crisis sanitaria el pasado mes de marzo.
Un total de 5.700 personas fallecieron en la región catalana a causa del COVID-19, según el Gobierno español, aunque los servicios funerarios llevan un recuento propio que eleva al doble, más de 12.600, las víctimas mortales del virus en esta comunidad autónoma.