Las escandalosas revelaciones en torno a la Casa Real española y la permanente profusión en los últimos tiempos de datos comprometedores sobre la actividad de Juan Carlos I durante su reinado ponen a la institución monárquica en una posición cada vez más difícil.
De resultas, en junio de 2014 Juan Carlos I resolvió abdicar en favor de su hijo Felipe, convertido desde ese momento en el jefe del Estado. Pero lejos de atajarse la crisis institucional y contener el deterioro de la imagen del sistema monárquico, los últimos tiempos dan cuenta de un caudal incontenible de información inquietante, procedente en su mayor parte del extranjero, que apunta hacia el carácter ilícito de buena parte del comportamiento del monarca emérito.
Todo está atado y bien atado.
— Carlos Sánchez Mato🔻 (@carlossmato) July 9, 2020
El delito fiscal como un piano de cola de grande perpetrado por el rey emérito prescribió el 30 de junio, un día antes de que la Fiscalía suiza enviara a España la documentación.
El de blanqueo sin el delito fiscal vete tú a demostrarlo.
No pagarán pic.twitter.com/5wNbhvlgLF
Si la primera tanda de la crisis borbónica del siglo XXI tuvo lugar durante los peores años de la depresión económica global iniciada en 2008 con Juan Carlos I en el trono, esta segunda ración acontece en medio de una gravísima contingencia sanitaria que ha derivado en otra crisis económica de profundo calado.
Y si ante cualquier apuro la Casa Real española podía contar con el silencio de los medios de comunicación españoles, ahora gran parte de estos no tiene reparos en alojar en sus primeras planas cualquier noticia que afecte a la familia Borbón.
Crisis borbónica como crisis sistémica
En la actualidad, la Justicia española está determinando si cabe imputar a Juan Carlos I un presunto delito de evasión fiscal luego de proceder a distribuir en cuentas ocultas al fisco el dinero procedente de un posible cobro de comisiones ilegales.
Para el politólogo Jorge Verstrynge, esta utilidad radica en que la monarquía "es la llave de la bóveda del sistema". En declaraciones a Sputnik, este exprofesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid señala que esta es la razón por la que no hay monárquicos "de convicción" en España. "Los hay de conveniencia", explica. "La monarquía garantiza que los banqueros sigan cobrando, que el ejército no se mueva y que la relación de fuerzas sociales existente se mantenga".
"Es una relación de fuerzas herencia del sistema franquista con un lavado de cara en algunas cosas más o menos profundo y en otras no", dice Jorge Verstrynge, quien resalta que los poderes judicial y policial "no fueron depurados". "Y la judicatura sigue sin depurar", insiste. Verstrynge no cree que la actual crisis borbónica se intente resolver mediante una reforma de la Constitución, pues también se pondrían en cuestión otros poderes:
"En el momento en que se ponga en solfa la forma monárquica del Estado, ellos se ponen en solfa también. Pero exageran, porque el día en que la monarquía caiga, los poderes del Estado ya se habrán ocupado de encontrar sustitución, no mediante otro rey, sino mediante un régimen presidencialista o parlamentario, da igual. Pero hay una herencia del franquismo que es importante: el miedo".
El sostén que ya afloja
Durante décadas, los medios de comunicación en España no se hicieron eco de las contingencias que pudieran afectar al entorno de la Familia Real. No escuchar, no ver y no contar.
Así sucedió con los problemas con la justicia de Manuel Prado y Colón de Carvajal, administrador privado del rey Juan Carlos durante dos décadas. Pero la figura del monarca salió indemne a nivel mediático. Esta especie de omertà que ha operado en España durante más de tres décadas, ha saltado ya por los aires. "La omertà hace ya mucho tiempo que terminó", señala Verstrynge, "aunque la monarquía sigue gozando del favor de casi toda la prensa y todas las cadenas de televisión".
El debate de cómo conseguir juzgar al Rey emérito por ladrón, mientras tienes un rapero en el exilio y a otro a punto de entrar en la cárcel por cantar... que es un ladrón.
— Cris 🎗 (@gallifantes) July 11, 2020
Sobre el futuro de la monarquía
¿Es entonces la monarquía un cepo para la organización política del Estado? "Hay una clara simetría entre la rigidez de la reforma constitucional y el papel de la Corona como vértice del sistema jurídico-político en España", opina Víctor Prieto, quien explica que es revelador "que el Título II de la Constitución requiera del procedimiento agravado para su reforma (situándolo a la altura de los Derechos fundamentales y las libertades públicas)".
"Entre otras cosas", prosigue Prieto, "esto se debe a la voluntad de los constituyentes de vincular la estabilidad política del país a la forma de Estado; es decir, a la monarquía parlamentaria".
"Yo creo que la monarquía en España, al contrario de lo que durante décadas ha podido parecer, carece de la legitimidad política, histórica y cultural necesarias como para confiar en que el principio hereditario pueda garantizar, por sí solo, su continuidad en el futuro".
La inviolabilidad del monarca
La Justicia española está dilucidando si los hechos imputados a Juan Carlos I acaecieron también después de su abdicación, cuando su irresponsabilidad ante la ley había ya concluido una vez dejó de ser el jefe del Estado. Sin embargo, esta cuestión divide a los juristas, pues no está clara y, cuanto menos, el rey emérito disfruta de aforamiento.
"De facto, explica Víctor Prieto, "esa irresponsabilidad constitucional de los actos del Rey se ha traducido en una suerte de impunidad que ha posibilitado que el monarca se moviera permanentemente en los márgenes de la legalidad. Mientras fueran bien los negocios, todo se le permitía".
Prieto señala un aspecto de coincidencia cronológica: "En este sentido, no es casual que la pérdida del aura de Juan Carlos I como padre de la democracia se resquebrajara al mismo tiempo que se estaba resquebrajando el sistema de partidos, pues no hay que olvidar que la figura del Rey ha formado parte (parte preeminente, por cierto) del consenso político que hace aguas a partir de la crisis de 2008".
Si el rey emérito tachó de conducta no ejemplar la de Urdangarin. Cómo calificará la suya?
— Juliano El Apóstata 🔻 (@JulianoElApost2) July 14, 2020
El valor intrínseco de la monarquía
El sistema monárquico en España en cierto modo representa al establishment, de ahí que amplios sectores de la política, la empresa y la banca sean reacios a cuestionar su conveniencia para el país aun cuando el aura que la rodea en los últimos años esté trufada de graves escándalos.
Sánchez debe defender al Rey y rechazar el referéndum y abdicación que pide su vicepresidente. Lo “inquietante y perturbador” no es la monarquía sino este Gobierno radical. La “inutilidad, privilegio, impunidad, corrupción y nepotismo” que Iglesias le atribuye es lo que hace él. pic.twitter.com/P2pUZU3bH5
— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) July 10, 2020
"La monarquía en España no es solamente una forma de Estado", afirma Víctor Prieto, "es, sobre todo, una forma de repartirse el Estado". En este sentido, este profesional de la consultora Studi La Cimera piensa que un cambio en la forma de Estado podría suponer "una ampliación democrática, en términos de soberanía popular y división real de poderes". "Hay quien podría decir, sin equivocarse, que una república puede ser igualmente oligárquica y corrupta, y que las desigualdades no son ajenas a regímenes en los que la jefatura del Estado depende del sufragio". Y matiza a continuación:
"Pero yo creo que se trata de pensar un hipotético referéndum sobre la continuidad de la monarquía como el punto de partida, no de llegada, para una profundización democrática. Es decir, la conditio sine qua non de un verdadero proceso constituyente en España".
¿Aprovechando la ocasión?
La crisis de credibilidad del sistema monárquico en España se ha producido exactamente durante dos gravísimas contingencias: la depresión económica iniciada en 2008 y el actual deterioro socioeconómico consecuencia de la emergencia sanitaria por el coronavirus.
A su juicio, los llamados asuntos del Rey, "son vox populi en los ambientes políticos y periodísticos desde hace años". "La única diferencia", explica, "es que en la actualidad las meteduras de pata de Juan Carlos coinciden con crisis económicas bestiales que han hecho más exigente a la ciudadanía".
"La sucesión a Felipe VI requiere de una actualización de la legitimidad de la monarquía que hoy es imposible", asegura.
Prieto señala que el incidente en Botsuana marcó "la pérdida de un aura que emanaba del discurso triunfal de la Transición". En su opinión, "las informaciones de las últimas semanas no hacen más que intensificar la certeza de que el rey, como en la fábula de Andersen, estaba desnudo. Evidentemente, UP encuentra en este asunto una vía para diferenciarse de la posición del PSOE, que en este tema cierra filas con el PP".
Manifestación contra la monarquía corrupta.
— SWR Fernando (@SWRFernando) July 14, 2020
Sábado 25 de julio
Atocha (Madrid)
20:00 pic.twitter.com/02byz7s0mt
¿Un sistema tocado de muerte?
Felipe VI recibió en 2014 un trono infestado de problemas y tiene dificultades para heredar lo que Víctor Prieto llama la "legitimidad por resultados" de su padre, cuando logró "asimilar la consolidación de la democracia del 78 a su propia consolidación como rey".
"Esto puede resultar un obstáculo insalvable para Felipe VI, ya que socava el principio dinástico", explica. "Ante la imposibilidad de apelar a este, Felipe VI anda políticamente desorientado buscando esos resultados que legitimen su reinado, como, por ejemplo, cuando tras el referéndum independentista del 1 de octubre de 2017 trató de presentarse, fallidamente, como el soberano garante de la unidad de España".
La solidez de la institución monárquica
Por otro lado, podría decirse que los escándalos que afectan a la monarquía española en los últimos tiempos no afectan en demasía a la solidez de la institución, que aun con todo parece gozar de un amplio respaldo que garantiza su continuidad, pese a que el Centro de Investigaciones Sociologicas hace mucho que no pregunta sobre este tema. Al respecto, Jorge Verstrynge cuenta una anécdota.
"Cuando vino Ronald Reagan a Madrid [en 1985], yo tuve que asistir al cóctel que daba en su honor una institución. Viene Reagan y me dice: '¿Usted es el secretario general de la derecha? Pues quiero hablar con usted. La Unión Soviética es el imperio del mal y hay que luchar con todas las fuerzas contra ella. Porque pretende durar mil años y va a durar mil años'. Pues ya ves los mil años que duró la URSS".
"Es decir, hay cosas que parecen inmutables, que parece que no hay forma de meterlas mano, pero un día, ¡pum!, se caen", zanja Verstrynge.
"La monarquía como institución en el corazón de los españoles está muerta. Lo de Juan Carlos es indefendible, y es el sistema monárquico el que se lo ha permitido", concluye.