Los gigantes armamentísticos de EEUU necesitan alrededor de 10.000 millones de dólares adicionales en el próximo paquete de ayuda para poder cubrir los costos causados por la pandemia a sus contratistas, advirtió el subsecretario adjunto para adquisición y sostenimiento del Pentágono, Alan Shaffer.
Recientemente gigantes del sector como Lockheed Martin, General Dynamics, Boeing, Raytheon, BAE Systems, Huntington Ingalls, Textron y L3Harris Technologies enviaron cartas a la subsecretaria de Defensa para adquisición y sostenimiento, Ellen Lord, y al director interino de presupuesto de la Casa Blanca, Russell Vought, en las que mostraron su preocupación por el bienestar de sus pequeños subcontratistas. Según sus ejecutivos, los últimos no gozan de ningún tipo de ayuda adicional durante la pandemia.
Los directores generales de estas empresas también recordaron que su sector genera empleos para dos millones de personas, y advirtieron de que esta interrupción en las asignaciones del presupuesto de defensa "crearía un efecto dominó" en toda la base industrial. Además, la escasez de ayuda amenaza con conducir a una menor inversión en las nuevas tecnologías y a una pérdida significativa de empleos en estados fundamentales del país, según apuntan.
"Tenemos que hacer algo. La industria de defensa no es inmune a lo que está pasando a raíz del COVID-19, como cualquier otro sector de la economía, y [las empresas de defensa] han sufrido en los últimos meses lo mismo que ha sufrido cualquier otro negocio. Han registrado desaceleraciones, han incrementado los costos, han tenido que adquirir mucho [equipo de protección personal], e implementar nuevas normativas de seguridad", señaló el miembro de la Cámara de Representantes por el estado de California, Ken Calvert, al medio Defense News.
A su vez, el analista del Instituto Lexington Loren Thompson calculó que los daños causados por la pandemia en el sector podrían ascender a más de 20.000 millones de dólares. El dinero adicional debería ayudar no solo a las mayores empresas del sector, sino también a las pequeñas y medianas. Sus estrechos márgenes de beneficio y mínimas reservas de efectivo hacen que estas compañías sean más propensas a despedir a sus empleados. Ese escenario amenaza con interrumpir la implementación de los programas militares más importantes del país.
En junio de 2020, EEUU alcanzó el mayor déficit presupuestario mensual en su historia, estimado en 864.000 millones de dólares. Esta cifra superó el récord del mes anterior: 738.000 millones. Con una deuda a largo plazo de más de 26.000 millones de dólares y la Oficina Presupuestaria del Congreso prediciendo que el déficit presupuestario anual podría alcanzar 3.700 millones de dólares, algunos republicanos empezaron a preocuparse por el efecto que podrían tener sobre la economía estadounidense gastar más en defensa.