Estos agentes de la Policía definitivamente no esperaban oír la historia que le contó un joven al que pararon por infringir el límite de velocidad. Según explicó el hombre identificado por los medios locales simplemente como Jimmy, pisó el acelerador para llegar cuanto antes a un hospital.
Y no es para menos: unos pocos minutos antes había sido atacado por una serpiente marrón —la segunda serpiente terrestre más venenosa del mundo—. Según relató, estaba conduciendo por la carretera a 100 km/h sin percatarse de la presencia del reptil dentro del auto.
En Australia, es ilegal matar las serpientes, pero obviamente las leyes son lo último en lo que se piensa cuando uno de estos reptiles intenta morderte en la entrepierna mientras estás al volante.
Jimmy solo tenía a mano un cuchillo y su cinturón de seguridad, y no le quedó más remedio que matar a la serpiente. La regla a seguir cuando te muerde una serpiente, es traerla contigo para que los médicos puedan identificarla y suministrarte el antídoto correcto.
Eso fue lo que hizo este joven australiano: la echó en la parte trasera de su camioneta y pisó el acelerador para llegar a un hospital, puesto que con la mordedura de una serpiente marrón la cuenta va a minutos y estaba aterrorizado.
A pesar de lo mal que le fue el día a este joven australiano, acabó bien: vistas las circunstancias, los policías no lo multaron ni por la velocidad ni por haber matado a la serpiente.