"Estamos ya en una fase crítica. Nuestros equipos han registrado un importante aumento en el número de personas que fallecen en sus hogares antes de que nuestras ambulancias puedan llegar hasta ellas. Además, cada vez tenemos más dificultades para coordinarnos con los hospitales a la hora de gestionar la admisión de los pacientes. Esto no sucedía antes", declaró Luis Romero Pineda, coordinador de terreno de MSF en El Salvador.
El representante de la ONG añadió que, según los líderes comunitarios, "algunas personas están muriendo debido a la suspensión de servicios médicos y de consultas en atención primaria".
Según la ONG, tres factores explican el aumento de la mortalidad en estos últimos meses.
"El primero es la falta de acceso a servicios de atención primaria, que ha contribuido al deterioro de la salud de pacientes con enfermedades crónicas de base. La mayoría de las consultas médicas están cerradas y solo permanecen abiertos los servicios de urgencias. Por otra parte, el sistema de ambulancias y los hospitales están operando al límite de sus capacidades, y, en tercer lugar, hay grandes dificultades para la detección y registro de casos de COVID-19 a nivel comunitario", señaló MSF en un comunicado.
Los casos sospechosos de coronavirus, según la ONG, no quedan registrados a menos que los pacientes hayan visitado por sus propios medios un centro asistencial o hayan logrado ser atendidos e identificados por el servicio telefónico, actualmente colapsado, que atiende las urgencias generales.
"Es indispensable también garantizar el acceso a la salud primaria y mejorar la detección y seguimiento de casos para evitar que estos se vuelvan graves, sean o no COVID-19", agregó.
El 9 de julio, El Salvador superó los 9.000 casos de COVID-19 al sumar 298 nuevos contagios en las últimas 24 horas.
El balance actualizado es de 9.142 casos confirmados, entre ellos 5.428 recuperados y 249 fallecidos.