El líder de la izquierda nacionalista mexicana presentó el viaje como una reunión trilateral con Trump y el primer ministro canadiense Justin Trudeau para celebrar la entrada en vigor del nuevo tratado de libre comercio entre los tres países de Norteamérica (T-MEC), pero quedó reducido a una cita bilateral por la cancelación del gobernante canadiense.
Pero ello no quiere decir que la reunión del 8 de julio sea "intrínsecamente desfavorable", dijo a Sputnik la experta en temas de derechos humanos y relaciones internacionales.
Moneda electoral en el aire
Si Trump logra mantenerse en la Casa Blanca tras las elecciones de noviembre, López Obrador tendrá un punto a su favor.
Pero si el vencedor es el demócrata Joe Biden, que puntea en las encuestas, México tendrá varios meses para reaccionar antes de que comiencen las consecuencias políticas, señala la autora del "El poder de la palabra y los discursos de odio".
José María Ramos, investigador en temas económicos del Colegio de la Frontera Norte, con sede en la zona limítrofe, coincide en que López Obrador muestra su pragmatismo y su convencimiento de la importancia del comercio con América del Norte.
"A diferencia de otros presidentes, López Obrador tiene una posición pragmática y busca con habilidad lograr resultados económicos", antes que promover una disputa ideológica, señaló Ramos a Sputnik.
El comercio entre los tres países norteamericanos, donde viven en total 490 millones de habitantes, supera los 1,2 billones de dólares anuales, casi 16% del comercio mundial.
Ese volumen convierte al T-MEC en una de las mayores zonas de libre comercio del planeta.
Críticas ruidosas
La visita de López Obrador ha sido blanco de ruidosas críticas por parte de sus opositores.
El excanciller y exembajador mexicano en Washington, Bernardo Sepúlveda, integrante del exgobernante Partido Revolucionario Institucional, señaló que "esa visita afectará negativamente al interés nacional".
El académico Ramos no lo estima así, y observa posibles efectos positivos ante los múltiples retos de ambos países, que superan las meras expectativas económicas.
Por ejemplo, menciona la atención de la pandemia de COVID-19, el combate al narcotráfico, y el problema de la migración a EEUU de cientos de miles de centroamericanos, que cruzan territorio mexicano.
Pero Trump saca provecho electoral en medio de una situación interna complicada.
"Las recientes movilizaciones de sectores afroamericanos contra la violencia policial en EEUU y los efectos de la pandemia le han restado popularidad", señala el investigador del Colef.
Por la integración
En Tanto, Octavio Torres, analista de la consultora mexicana TLC Asociados, que promueve el comercio binacional en Tijuana, fronteriza con EEUU, coincide en que la visita reforzará la integración regional.
Torres menciona los cambios que contemplan el respeto a los derechos laborales, la libertad sindical, el combate la explotación infantil, el control de la evasión tributaria o las violaciones a las reglas de origen de las mercancías a favor de Norteamérica.
"La presión de Trump hizo necesario renegociar un nuevo tratado, que en los hechos brinda una segunda oportunidad a México" de mejorar en estos temas, destacó el analista.
Aunque sean difíciles de cumplir para el país latinoamericano, ese nuevo marco legal ayudaría a mejorar sus políticas públicas sociales ante la enorme desigualdad.
