Al contrario de lo que sugiere su apariencia, los gimnofiones o cecilias no son reptiles, sino anfibios. Aunque abundantes, estos animales, que habitan en regiones tropicales húmedas son poco estudiados. Esto se debe, en gran medida, a que viven escondidos bajo tierra.
Pero una investigación profundizada de las cecilias, llevada a cabo en el Laboratorio de Biología Estructural Butantan, en Brasil, ha logrado descubrir que, a diferencia de todos los otros anfibios, ellas pueden inyectar veneno en una presa con una mordida, como lo hace una serpiente, por ejemplo.
"Los anfibios, de manera general, necesitan ser mordidos para que salga su veneno. Es decir, quienes accionan el veneno de un anfibio son los propios depredadores", explicó Carlos Jared, coordinador de la investigación.
Por su parte los gimnofiones, como constataron los científicos, poseen glándulas dentales que, al comprimirse durante una mordida, liberan una secreción venenosa. Este líquido penetra en el organismo de la presa a través de las heridas causadas por los dientes.
Se espera que en el futuro, se pueda encontrar usos biotecnológicos para estas enzimas, como el desarrollo de nuevos fármacos, por ejemplo.