Mascarillas: de protección a infección

© AP Photo / Jens MeyerMascarilla desechada en el suelo
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MOSCÚ (Sputnik) — Las mascarillas quirúrgicas y otros equipos de protección personal (EPP) se han hecho indispensables en los tiempos del COVID-19. Aunque su uso no previene el contagio, reduce significativamente el riesgo.

No obstante, la gestión incorrecta de los desechos de mascarillas y guantes puede convertir la protección en infección y provocar nuevos brotes de coronavirus, además de dañar al medio ambiente.

En las redes sociales se viralizan las imágenes de mascarillas usadas y abandonadas dondequiera menos en un contenedor de residuos. 

"En una semana [del 17 al 24 de abril] dos de nosotros nos topamos con mascarillas quirúrgicas tiradas en las carreteras públicas cuando íbamos a trabajar. En un solo día uno de nosotros se topó con seis mascarillas dejadas en un carril bici", cuentan su experiencia los anestesistas James Bamber y Tracey Christmas en la revista médica británica The BMJ.

Los profesionales advierten: "Cada uno de esos desechos de mascarillas representa un riesgo biológico que debe gestionarse como residuos de agujas hipodérmicas y jeringas".

Problema pendiente de solución

Durante la pandemia se registró un aumento de basura debido a las compras en línea. Igualmente se acumularon los desechos de materiales de protección personal.

Según un estudio publicado en el portal científico ScienceDirect, solo los hospitales de la ciudad china de Wuhan, que fue el primer foco de coronavirus, produjeron a diario 240 toneladas de desechos médicos, mientras que antes del brote los residuos no alcanzaban las 50 toneladas.

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Por su parte, la universidad británica UCL (University College London) estima en unas 66.000 toneladas de basura generada cada día por el uso de las mascarillas desechables. Los establecimientos de residuos están repletos de los EPP, posiblemente infectados por el virus.

Los residuos sanitarios deben ser incinerados en unas plantas especiales que cumplen con los estándares de emisión de sustancias tóxicas pero con tanto aumento de desechos las capacidades actuales no son suficientes.

Se habló mucho sobre el personal sanitario, que está en la primera línea contra el COVID-19, pero los recolectores y recicladores de basura también están expuestos al riesgo de contagio, en particular debido al comportamiento incivil de algunas personas o simplemente porque muchos no saben cómo gestionar los residuos de este tipo.

"Las personas que viven en sus casas tiran la basura en el contenedor sin separarla. Después de recoger los contenedores nos vemos obligados a limpiarlos de residuos biológicos lo que es peligroso para nosotros", se quejó un recolector indio al periódico The Hindu.

Los científicos dicen que el coronavirus puede sobrevivir por días y semanas en varias superficies.
En caso de las mascarillas desechables, según estudios de las revistas médicas New England Journal of Medicine y The Lancet, puede persistir en su parte exterior hasta 7 días. También el ambiente perfecto para la conservación del virus es el plástico. Mientras que los materiales en los que es menos resistente son aluminio y papel donde se mantiene por unas horas. 

Algunas acciones

Ante el creciente número de mascarillas y guantes abandonados en las calles y sobre todo en los aparcamientos de centros comerciales, las autoridades de varios países y las organizaciones internacionales ya toman acciones.

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Así, muchos ayuntamientos españoles ya han aprobado unas ordenanzas de multas para aquellos que tiren el material sanitario en las calles.

A su vez, la Organización Mundial de la Salud aconsejó a los gobiernos invitar a los ciudadanos a llevar las mascarillas de tejido, lo que también podría solucionar parcialmente el problema del exceso de residuos.

En Rusia, el vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitri Medvédev, propuso el 2 de julio "regular la gestión de residuos médicos con la legislación".

Mientras los gobiernos deciden cómo afrontar el nuevo desafío, la gestión de residuos sigue siendo una responsabilidad individual. La pandemia nos enseñó a lavarnos las manos, respetar las distancias con otras personas y usar las mascarillas y ahora queda por aprender a tirarlas correctamente. 

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