Al texto le acompaña un vídeo en el que se ve cómo Ismael, tras la cámara, llama a su burrita "Baldo". Cuando la burra se acerca a él, Ismael emocionado empieza a acariciarla y Baldomera le contesta con un fuerte rebuzno. En poco más de un minuto, sorprende la cantidad de valores que se transmiten: desde el amor por los animales y la naturaleza, hasta el sentimiento de soledad, infravalorado hasta que llegó el confinamiento.
La burra Baldomera se hizo viral cuando su dueño, Ismael Fernández, grabó su reencuentro con el animal después de meses sin verse debido al encierro obligado en todo el país tras el decreto del estado de alarma en España.
Baldomera ha dado la vuelta al mundo. Desde el día de su publicación, decenas de medios de comunicación, entre los que se encuentran diversos medios internacionales, quisieron entrevistar a su dueño. Es tal el impacto que ha llegado a tener que numerosos artistas y diseñadores han realizado diversas obras de arte con la cara de la burrita. Tal y como asegura Fernández, en una entrevista para El Español, "de momento no hay merchandasing de Baldomera a la venta, pero se han reservado 200 tazas por redes sociales".
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Su popularidad llevó a Fernández a crear una cuenta de Instagram con el nombre de usuario Baldomerayyo, donde posee casi 9.000 seguidores, al igual que en las páginas creadas en Facebook y Twitter. "Soy una burrita malagueña. Me pirra la cebada y la fruta", se lee en su descripción de Instagram.
Pero la cosa no acaba ahí. Baldomera tiene a dos empresas estadounidenses que pujan por hacerse con sus derechos de imagen. Una empresa estadounidense ya tiene estos derechos adquiridos. Sin embargo, hay otra que quiere hacerse con ellos. Baldomera, por el momento, se llevará un 70% de lo que genere.
Lo que está claro desde el principio, y la condición más importante, es que Baldomera no se mueve de la localidad malagueña de El Borge: seguirá rebuznando por las montañas en libertad a cargo de la familia Fernández.