¿A la espera de un milagro?
La asunción de Alemania de la presidencia del Concejo de la UE, era esperado como agua de mayo por la mayoría de los socios comunitarios, y más en momentos en que los retos apremian y el bloque está como bola sin manija.
Los preliminares de esta presidencia, encontraban a Merkel cada vez más golpeada y debilitada en el ámbito político doméstico, contrastando con un Emmanuel Macron que, pese a que su casa se está ardiendo en llamas, de puertas hacia afuera busca el poder que no tiene dentro: hacerse con el timón político del bloque. Dicho de otra forma, no puede controlar a su país, pero quiere controlar a toda la UE.
Dromundo expresa que "estamos ante una clase gobernante que por mucho tiempo estuvo propagando la idea del liberalismo, y por otro lado se ven obligados a tener que justificar que simplemente el Estado tiene que intervenir para salvar la economía".
¿Soberanía y solidaridad?
Desde más al Este, más precisamente desde Rusia, el embajador de Alemania en ese país, Geza Andreas von Geyr, aseguró que Berlín asume esta presidencia rotativa buscando una cooperación más estrecha con Moscú. "Espero que encontremos con Rusia respuestas conjuntas a uno u otro asunto", dijo el diplomático al indicar que se requieren respuestas a los temas del clima y el medio ambiente, la digitalización, así como el impacto de la pandemia de coronavirus.
Esa soberanía a la que se refería Maas, tal vez se refiera a EEUU, y esa solidaridad, quizá apunte directamente contra Polonia, Letonia y Lituana, conspiradores todos contra el gasoducto, que vaya ironía, busca más independencia energética para Europa, a diferencia del demagógico nombre que lleva el proyecto de ley de sanciones de EEUU: 'Aclaración para Proteger la Seguridad Energética de Europa'.
Una situación que llevó al ex canciller de Alemania, presidente de la junta directiva de Rosneft y presidente del Comité de Accionistas de Nord Stream AG, Gerhard Schröder, a afirmar que que las sanciones contra un aliado de la OTAN durante la recesión económica "no son más que el fin deliberado de la asociación transatlántica", "un ataque a la economía europea, un atentado inaceptable contra la soberanía de la UE y la seguridad energética de Europa occidental".
"Polonia siempre ha sido especialista en el ‘besamanos’ en relación con EEUU y no han dado ninguna muestra de pensar estratégica y soberanamente, sino que se limitan a reproducir de una manera, incluso mucho más agresiva, las propuestas de EEUU", advierte el Dr. Rolando Dromundo.