En un comunicado, la universidad informó que "partículas del nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2 fueron encontradas en dos muestras en aguas residuales de Florianópolis tomadas el 27 de noviembre, dos meses antes de que Brasil detectara el primer caso clínico".
La profesora de la UFSC Gislaine Fongaro explicó que se analizaron muestras desde finales de octubre hasta principios de marzo y que éste sería el registro más antiguo de presencia confirmada del virus en todo el continente americano.
Otros estudios similares detectaron el virus en las aguas residuales de Wuhan (China) en octubre, y en Italia a principios de diciembre, antes de que fuera descrito oficialmente el 31 de diciembre.
"Al principio desconfiamos un poco de los primeros resultados, pero repetimos todos los datos, haciendo test en el laboratorio del hospital universitario y rastreamos el genoma del virus", dice Fongaro, que explica que se usaron varios marcadores virales del virus, lo que les lleva a estar "tranquilos" con el resultado.
La carga constatada en la muestra del 27 de noviembre fue baja: 100.000 copias del genoma del virus por litro.
Después, otras muestras dieron positivo en dosis más elevadas los días 11 de diciembre y 20 de febrero, hasta que en la del 4 de marzo la carga de SARS-CoV-2 llegó al millón de copias de genoma por litro de agua residual.
"El agua residual tan sólo es una representación de lo que ya está en la población", apuntó.
En este sentido, afirmó que las personas pueden haberse contagiado o no en esos meses previos en que aún se pensaba que el virus no había llegado a Brasil y haber atribuido los síntomas a otras enfermedades.
Brasil detectó el primer caso de COVID-19 el 26 de febrero, en un hombre de 61 años residente en Sao Paulo (sureste) quien acababa de regresar de un viaje por el norte de Italia, que en esas semanas era el epicentro de la pandemia.
Desde entonces, el número de casos se multiplicó y Brasil ya roza los 1,5 millones de personas contagiadas y casi 62.000 muertos.