"Entregamos los campos petrolíferos y los puertos bajo la responsabilidad del Parlamento (que encabeza Aguila Saleh) y el ENL", dijo Al Haleeq a Sputnik.
Al Haleeq agregó que antes se gastaban esos fondos para comprar armas y trasladar a los mercenarios que mataban a los libios.
El vicepresidente del consejo indicó que los campos fueron entregados con la condición de que los ingresos petroleros vayan a una cuenta bancaria administrada por un fondo soberano en el que no participen la Compañía Petrolera Nacional (NOC, por sus siglas en inglés) ni tampoco el Banco Central.
Esos recursos, señaló, deben distribuirse con justeza entre las tres regiones históricas de Libia.
Al Haleeq instó también al nombramiento de un nuevo directorio de NOC y del Banco Central, al cese de la guerra y la formación de un nuevo Gobierno.
Las tribus libias constituyen una de las tres fuerzas políticas principales de Libia, junto al Gobierno de Acuerdo Nacional de Fayez al Sarraj en Trípoli y el Ejecutivo interino de Tobruk que cuenta con el apoyo del mariscal Jalifa Haftar, líder del ELN.
Libia continúa sumida en una crisis desde que la caída del que fuera su líder durante décadas, Muamar Gadafi, en 2011, derivara en violentos enfrentamientos entre facciones rivales.
A principios de abril de 2019, Libia entró en una nueva espiral de violencia después de que el ENL de Haftar empezara una ofensiva para liberar Trípoli de "terroristas".
El pasado 3 de junio las tropas de Al Sarraj, apoyadas por Turquía, anunciaron que recuperaron por completo el control de Trípoli.
El pasado 6 de junio, El Cairo acogió una reunión entre el presidente egipcio, Abdelfatah Al Sisi, el presidente del Parlamento libio que sesiona en Tobruk, Aguila Saleh, y Haftar, al término de la cual fue anunciada una nueva iniciativa de paz que prevé una tregua en todo el territorio libio, la retirada de las fuerzas extranjeras y el desarme de los grupos armados.
La iniciativa fue respaldada por Rusia, Estados Unidos y varios países árabes, incluidos Arabia Saudí y Emiratos Árabes, mientras que Al Sarraj y Turquía la rechazaron.
