La madrugada del 21 de abril, la Policía llegó a la casa de Carlos Ingram López, de 27 años, tras recibir una llamada de su abuela.
Varios minutos más tarde, los agentes lo destaparon y vieron que no respira, entonces llamaron a los médicos que constataron su muerte.
De acuerdo con un informe del médico forense citado por el medio, la muerte fue provocada por "un paro cardíaco en condiciones de una grave intoxicación por cocaína y restricción física".
"Para mostrar mi disposición a aceptar la responsabilidad de estos errores, ofrezco mi renuncia", dijo Magnus en una rueda de prensa.
Agregó que los tres agentes involucrados en el incidente ya renunciaron también, señalando que una investigación interna determinó que habían violado varios protocolos y, "si no hubieran renunciado, habrían sido despedidos".
Además, el jefe de la Policía de Tucson pidió disculpas por la demora en notificar al público y a las autoridades sobre lo sucedido.
No se conoce todavía si la alcaldesa de la ciudad, Regina Romero, aceptó la renuncia de Magnus.