En el lado cercano de la Luna, que está perpetuamente orientado a la Tierra, se pueden observar a simple vista manchas oscuras y claras. Los primeros astrónomos llamaron a estas regiones oscuras maría, que en latín significa mares, pensando que eran cuerpos de agua por analogía con la Tierra. Usando telescopios, los científicos fueron capaces de descubrir hace más de un siglo que no eran de hecho mares, sino más bien cráteres.
Sin embargo, las imágenes del lado lejano de la Luna demostraron que hay otro lado muy diferente y casi no tiene esas manchas.
Solo el 1% del lado lejano estaba cubierto de manchas, mientras que el lado cercano tiene el 31% de su superficie cubierto de manchas. Los científicos estaban desconcertados, pero sospechaban que esta asimetría ofrecía pistas de cómo se formó la Luna.
También identificaron un nuevo tipo de firma rocosa que denominaron KREEP, la abreviación para la roca enriquecida en potasio (símbolo químico K), elementos de tierras raras (REE, que incluye cerio, disprosio, erbio, europio y otros elementos que son raros en la Tierra) y fósforo (símbolo químico P), que se asoció con las manchas.
Sin embargo, hasta ahora no estaba clara la desigualdad de la distribución de KREEP y el vulcanismo en la superficie lunar.
En un nuevo estudio el equipo internacional de los científicos ha descubierto nuevas pistas sobre cómo la Luna obtuvo su asimetría en el lado cercano y lejano.
Según los investigadores, se trata de las características de KREEP.
Las regiones del lado cercano de la Luna tienen altas concentraciones de estos elementos radiactivos, a diferencia de otros lugares del satélite. Comprender el origen de estos sitios de enriquecimiento local puede ayudar a explicar las primeras etapas de la formación lunar y, por consiguiente, las condiciones en la Tierra temprana, afirman los científicos.