En la madrugada del 22 de junio las fuerzas alemanas cruzaron la frontera de la Unión Soviética, dando inicio a una sangrienta invasión. Uno de los primeros establecimientos militares que se interpuso en el camino de los invasores nazis fue la guarnición de Brest —en la Bielorrusia actual—. Los soldados soviéticos que defendían la fortaleza continuaron resistiendo durante al menos un mes incluso cuando la Wehrmacht avanzó significativamente en el territorio de la URSS.
Los defensores de la fortaleza de Brest lucharon incluso cuando los nazis entraron en la capital bielorrusa, Minsk, y se negaron a capitular cuando los nazis les ofrecieron rendirse.
Un mes después, cuando los invasores ya estaban cerca de la ciudad rusa de Smolensk, los soldados soviéticos de la guarnición de la fortaleza de Brest que lograron sobrevivir en estas semanas siguieron luchando: no solo mantuvieron la línea de defensa, sino que también contratacaron.
La URSS perdió a casi 2.000 personas, y otras 6.800 fueron capturadas. La Alemania nazi perdió a casi 500 efectivos, y unos 700 efectivos de la Wehrmacht resultaron heridos.
El pasado de la fortaleza y su configuración
La ciudad de Brest-Litovsk, actualmente conocida como Brest, pasó a formar parte del Imperio ruso después de la disolución de la Mancomunidad de Polonia-Lituania en 1795. En aquella época surgió la necesidad de proteger las nuevas fronteras rusas. Una de las soluciones fue la construcción de una serie de fortalezas a lo largo del límite occidental del Imperio. Así apareció la idea de erigir la fortaleza de Brest-Litovsk. La construcción de esta fortificación concluyó en 1842.
En septiembre de 1939 el Ejército Rojo entró en el territorio de la Bielorrusia Occidental —que anteriormente fue controlada por Polonia— y, como consecuencia, estableció el control sobre la fortaleza. Al otro lado del río Bug Occidental se desplegaron las fuerzas nazis, y Brest de nuevo pasó a ser una urbe fronteriza.
Las fortificaciones en Brest ocupaban cuarto islas en la confluencia de los ríos Mujavets y Bug Occidental. La fortaleza estaba compuesta por una ciudadela y tres grandes fortificaciones que protegían la propia ciudadela por todos los flancos. La ciudadela se ubicaba en una isla: alrededor de su perímetro había cuarteles de dos pisos.
En las islas al norte, sur y oeste de la ciudadela se encontraban las infraestructuras residenciales y defensivas. Alrededor de la fortaleza había un foso con agua y cortinas de diez metros de altura. Para cuando la fortaleza fue atacada, ya había perdido su importancia estratégica porque se consideraba que no era capaz de resistir un ataque con artillería moderna.
Como resultado, la infraestructura de este complejo militar sirvió como residencia para los efectivos de la guarnición que debía mantener las líneas defensivas fuera de la fortaleza en caso de un ataque enemigo.
Lamentablemente, no se logró delimitar el plan de fortificación modernizada de la fortaleza de Brest para cuando la URSS y la Alemania nazi se enfrentaron.
La batalla que se convirtió en una pesadilla para los nazis
Para cuando la fortaleza fue atacada, dentro de ella se encontraban cerca de 8.000 efectivos del Ejército Rojo, familias de algunos oficiales soviéticos, personal médico y otros individuos. En total había unas 10.000 personas dentro de ella.
La gestión militar de la Alemania nazi esperaba que lanzar un ataque sorpresa funcionaría en el caso de la fortaleza de Brest. Los nazis apostaron por preparar artillería masiva: según sus cálculos, las tropas soviéticas estarían tan desorganizadas por el ataque que no tendrían la moral para seguir luchando. De esta manera, la toma completa de la fortaleza debería haber terminado al mediodía del 22 de junio de 1941.
Sin embargo, los nazis cometieron un enorme error de cálculo.
Durante el 22 de junio los defensores de la fortaleza repelieron ocho ataques enemigos. Las fuerzas nazis sufrían bajas considerables, por lo cual para la noche del mismo día tuvieron que retirarse. Entretanto, la situación se parecía cada vez más a un cerco. En la mañana del 23 de junio los nazis llevaron a cabo un bombardeo aéreo y usaron la artillería contra la fortaleza. Los combates dentro de ella pasaron a tener un carácter feroz y prolongado.
Los nazis utilizaron lanzallamas, barriles con sustancia inflamable, potentes explosivos y gases asfixiantes. De esta manera, lograron sofocar poco a poco los focos de resistencia, pero fallaban.
En la madrugada del 26 de junio algunos soldados soviéticos realizaron varios intentos de avanzar con tal de salir del cerco, pero solo unos pocos grupos consiguieron escapar de la fortaleza. Para finales de junio los invasores lograron establecer su control sobre la mayor parte de la fortaleza. Los nazis volvieron a tratar de sofocar los focos de resistencia restantes el 29 y el 30 de junio de 1941 con un ataque que duró dos días.
Esta frase se convirtió en un lema que celebra el coraje de los efectivos del Ejército Rojo que defendieron Brest. Su proeza sigue viva en la memoria de los habitantes de Rusia hasta hoy.