Cuando pensamos en tiburones, suele venir a la mente la imagen de una aleta sobresaliendo del agua. Pues bien, quizá eso no sea muy representativo de la rutina que tienen estos animales, tal y como declaran los científicos de la Universidad de Sídney.
Para llegar a esa conclusión, los investigadores analizaron los alimentos que 40 tiburones blancos jóvenes de la costa este de Australia habían digerido. Resultó que encontraron multitud de especies de peces que viven en el fondo marino o incluso que pasan mucho tiempo enterrados en las profundidades del mar, lo que habla del hábitat de estos tiburones.
El resto eran otros peces no identificados, otros tiburones y calamares, entre otros. Cabe destacar que, a medida que envejecen, los tiburones se mueven cada vez más, por lo que su dieta incluye más grasa para obtener la energía necesaria.
Conocer esta información, que resulta coherente con la línea de investigaciones que se han hecho hasta ahora, es crucial para comprender dónde les gusta vivir a estos tiburones y cómo la actividad humana interfiere en su estilo de vida.
En este sentido, los científicos instan a que continúen las investigaciones encaminadas a comprender la relación existente entre la fisiología y comportamiento de los tiburones con la ecología.
"Comprender los objetivos nutricionales de estos depredadores crípticos y cómo se relacionan con las pautas de migración permitirá comprender qué es lo que impulsa el conflicto entre los humanos y los tiburones y cómo podemos proteger mejor a esta especie", dice el ecologista Gabriel Machovsky-Capuska, participante en el estudio de la Universidad de Sídney.