Repsol llegó en 1993 a Venezuela. Desde entonces, la empresa española ha gestionado varios activos de crudo y gas tanto en fase de producción como de desarrollo en el país latinoamericano. La presencia de la compañía fue creciendo a orillas del mar Caribe y sus bienes llegaron a estar valorados en 2.273 millones de euros en 2016, pico de la empresa en Venezuela. "Los activos de la compañía en el país caribeño se incrementaron con los años gracias a la compra a lo largo de esa década de diferentes participaciones en empresas estatales mixtas, así como otras integradas por compañías tanto nacionales como internacionales en el ámbito de la exploración y explotación de petróleo y gas natural", explica a Sputnik Mundo Adolfo Núñez, ingeniero y profesor de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA).
El decrecimiento de su presencia viene producido por la inestabilidad existente en Venezuela y las sanciones impuestas por Estados Unidos. Multas que afectan a las empresas extranjeras con negocios en el país y con las que quieren cortar cualquier fuente de ingresos al gobierno de Nicolás Maduro. Días atrás, en declaraciones al canal de televisión NTN24, el director para las Américas del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Mauricio Claver-Carona, aseveraba que cualquier corporación que operara en el país latinoamericano se enfrentaría a estas.
"Les prometemos que nadie tiene excepciones para las sanciones que podamos imponer debido al transporte y los negocios con el régimen de Nicolás Maduro. Lo tenemos muy claro".
Claver-Carono añadía que "las sanciones para esas tres compañías serían devastadoras, y eso no es lo que nos gustaría que sucediera". Se refería a la india Reliance, a la italiana ENI y a Repsol. También a la estadounidense Chevron, a la que la Casa Blanca prohibió perforar o transportar petróleo venezolano.
Por su parte, la petrolera rusa Rosneft Trading fue sancionada en febrero por la administración estadounidense. El 15 de mayo optaba por cesar sus operaciones en Venezuela.
"Si Repsol continua con el levantamiento del petróleo venezolano podría ser suspendida y en consecuencia no podría usar el sistema del dólar para hacer sus transacciones comerciales. Eso fue lo que le ocurrió a Rosneft con sus empresas comerciales", comenta Antonio de la Cruz, director ejecutivo del 'think tank' Inter American Trends, a Sputnik Mundo.
Pago de deudas
No obstante, la compañía española no tiene previsto abandonar, por el momento, Venezuela. Repsol responde que "cumple en su totalidad con el régimen de sanciones impuesto por la Administración estadounidense", algo que "siempre ha sido así y que seguirá haciendo".
Y es que, en 2016, la corporación emitió un préstamo por más de 1.000 millones de euros a la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), como socio suyo en una compañía participada por ambas. "Dicho préstamo lo ha ido recuperando, recibiendo crudo venezolano como pago de estas deudas acumuladas por PDVSA. En la actualidad esta deuda se ha reducido a algo más de 340 millones a fines del 2019. Evidentemente Repsol pretende seguir operando en Venezuela para reducir aún más esta deuda", indica Núñez.
A pesar de todo, Repsol tiene que hacer un seguimiento constante de la evolución del régimen de sanciones y de los procedimientos aplicados a la hora de trabajar en la modalidad de pago por crudo, para que no se superen los límites establecidos.
¿Futuro en Venezuela?
En enero de 2019, Repsol exportó una media de 76.413 barriles de petróleo diarios según datos de TankerTrackers.com. Un año después, descendía a los 32.624 por día. En abril de 2020, la cifra superaría los 50.000. Una producción que no se comercializa al 100%. Y es que una parte del contenido de estos barriles regresa a Venezuela, convertido en combustible. Dentro de la modalidad operativa de la petrolera en el país, es posible que un porcentaje pueda ser devuelto y refinado. Eso sí, como gasoil. "El motivo de suministrar gasoil y no gasolina, es que en Venezuela esta última se utiliza principalmente para la automoción, mientras que el gasoil se utiliza como combustible para la generación de electricidad. El que se dé vía libre a la importación de este combustible por parte de Venezuela responde a la necesidad de no dejar a la población sin suministro eléctrico alguno".
“Estas circunstancias, hacen que el suministro de combustible procesado por parte de Repsol sea muy específico y limitado, debiendo buscar el gobierno venezolano el suministro de combustible, principalmente gasolina, por parte de otros países que estén dispuestos a arriesgarse a posibles sanciones por no respetar el actual embargo”, responde Núñez.
Una forma de operar que el ingeniero ve complicado que se mantenga en el futuro, una vez la deuda con PDVSA quede saldada. "En principio y tanto en cuanto se mantengan las situaciones actuales en lo que al embargo se refiere, así como la casi nula capacidad de la administración venezolana de hacer frente a pagos de cualquier tipo, no parece lógico que Repsol siga con la actual operativa, una vez saldada la deuda que tiene pendiente PDVSA con la compañía española. Sobre todo, teniendo en cuenta que una modalidad de trabajo de suministro de crudo a cambio de producto procesado es una operativa puntual y no la que debe regir las leyes de mercado entre empresas".
Sin embargo, tampoco se plantea la salida del país. Más allá del petróleo, el 65% de la producción de hidrocarburos de la empresa y el 75% de sus reservas son de gas natural. Actualmente, el 27% de los yacimientos de gas natural de Repsol se encuentran en Venezuela, expone el profesor de la UDINA, lo que le convierte en la mayor fuente de este hidrocarburo para la compañía. Esto genera una situación de gran dependencia del mercado venezolano para el suministro de gas, que puede traerle problemas si las sanciones se prolongan en el tiempo. El gigante energético busca nuevos proveedores como Indonesia o el propio Estados Unidos, pero sin romper la conexión con Venezuela.
"Independientemente de que un mayor rigor en la aplicación de las sanciones pueda dejar sin efecto la actual modalidad de operación entre Venezuela y Repsol, esta última seguirá vinculada al país. Esto podría realizarse de forma reducida, al igual que en su momento realizará Chevron, dado que no resulta razonable abandonar totalmente un país de tal importancia petrolera y gasística. Sobre todo, cuando esto supondría dejar todo el mercado en manos de otras compañías una vez que se levanten las sanciones sobre el país", sentencia Núñez.