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Futura corbeta europea: España se adhiere al ambicioso programa del buque de guerra modular

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La nueva corbeta europea EPC conjugará un diseño adaptado según las necesidades y que integra diversos sistemas de armamento. Italia lidera el proyecto en Naviris, alianza creada 'ad hoc' entre astilleros italianos y franceses. España, mediante la participación de la empresa pública Navantia, se asegura su capacidad estratégica y competitiva.

El país ibérico forma parte de un proyecto europeo para el diseño y fabricación de una corbeta europea. Bajo el nombre de European Patrol Corvette (EPC), Italia, Francia, Grecia y España tienen previsto fabricar un moderno buque de combate y escolta de capacidad reducida con un desplazamiento de 3.000 toneladas, una eslora de hasta 110 metros y un calado de cinco.

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La novedad radicará en su diseño modular, que sobre una base común podrá configurarse de hasta tres maneras distintas dependiendo de las necesidades específicas a satisfacer. De momento se habla de un navío con tres configuraciones: 1) acondicionado para la guerra en superficie y con capacidades antiaérea y submarina; 2) apto para misiones de larga duración (hasta 10.000 millas con velocidad media de 14 nudos) y de guerra en superficie, y 3) como patrullero oceánico con configuraciones adaptadas. Es decir, según las necesidades, las versiones del mismo buque lo pueden caracterizar de fragata, corbeta o patrullero de alta mar.

"El proyecto inicial tiene un carácter flexible y abarca desde un patrullero oceánico tipo OPV  [Oceanic Patrol Vessel] de unas 3.000 toneladas y 100 metros de eslora, hasta un buque de las mismas dimensiones, pero sobre el que se refuerzan ciertas capacidades que potencian su defensa ante amenazas de diferente naturaleza", explican a Sputnik en la Oficina de Comunicación Social de la Armada española.

El origen de las EPC

El proyecto EPC surge de la colaboración europea en el marco de los programas PESCO (Cooperación Estructurada Permanente) en materia de defensa, que recaban fondos del presupuesto de la UE. España se integró en PESCO en 2017.

"Es un proyecto enmarcado dentro de la Política de Seguridad y Defensa de la UE y del nuevo impulso que se está dando a PESCO", señalan en la Armada. "Ahora mismo se encuentra en su fase inicial, a finales del mes de mayo comenzaron las reuniones para armonizar los requisitos entre los países participantes".

Italia es el país que lidera el EPC. Sus astilleros Fincantieri han formado con los franceses Naval Group la empresa mixta Naviris, encargada de ejecutar el proyecto de corbeta europea. Y a los trabajos de  Naviris en el proyecto EPC cabe añadir a los astilleros de Grecia y más recientemente a la española Navantia, que también contempla proceder a la exportación conjunta del buque.

Navantia ya tiene sus propias corbetas

No obstante, la empresa española Navantia, de reconocido prestigio en el ámbito internacional, en los últimos tiempos ya ha diseñado y producido sus propias corbetas. Varias unidades se vendieron recientemente a Arabia Saudí.

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Entonces, ¿cuál es la razón de integrar un proyecto como el EPC? "No está en contradicción, declaran a Sputnik en Navantia. "Para cuando estén listas las corbetas EPC, las de Navantia habrán evolucionado", asegura esta fuente, aludiendo a la fecha aproximada de la primera de las entregas de los buques del proyecto EPC, no antes de 2027. Según declaró a los medios Sofía Honrubia, directora comercial de Navantia, "Europa tiende a un escenario de colaboración en el ámbito de defensa, donde España tiene que posicionarse. Y ahí el programa EPC es una excelente oportunidad". También, dijo, en los próximos años se dispondrá de una fuente de financiación muy importante a través del Fondo Europeo de Defensa (EDF, por sus siglas en inglés). Esta circunstancia deberá ser aprovechada para, como mínimo, revertir en la industria española la contribución española a dicho fondo.

"En realidad no hacía falta establecer una alianza entre varios países para poder desarrollar una nueva corbeta, ni siquiera por el tema de las transferencias tecnológicas, porque Navantia ya las tenía desde el proyecto AFCon en 2000, que finalmente no se autorizó", declara a Sputnik Juan Antonio Aguilar, comandante en la reserva activa del Ejército de Tierra y director de la publicación especializada de estudios estratégicos Elespiadigital.com, quien afirma que Navantia ya adquirió mucha experiencia durante la construcción de los buques de acción marítima (BAM) que dio lugar a la venta de barcos a Venezuela y Noruega. "A partir de ahí se pudo ofrecer a Arabia Saudí unas corbetas que, ojo, son muy modernas y están muy bien armadas", detalla. "Y se han vendido a un precio importante: cinco unidades por 1.900 millones de euros".

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"El problema es otro", apunta Aguilar. "Europa dominaba el mercado de la exportación de este tipo de buques más o menos hasta 2010 o 2012, así que los construía tanto para sus propias armadas como para la exportación. Pero a partir de 2017 y 2018 todo se empieza a descuadrar por la entrada de los chinos, que se han convertido en los primeros. Y los rusos les siguen, son los segundos. Es decir, alta tecnología a precios más baratos. Si a eso le sumas que japoneses y coreanos también entran en este juego, pues tenemos la situación actual", explica, subrayando la feroz competencia que distingue a este tipo de mercado. Y pone un ejemplo: "En 2019 Brasil quiso comprar cuatro corbetas y estableció un concurso. Se presentaron 22 candidatos para construirlas, que finalmente ganaron los astilleros alemanes".

El EPC como modo de abrirse paso en el mercado

En tanto que germen de un posible gran grupo europeo, Naviris podría tener más fácil encontrar mercados para su producto, unos mercados que se distinguen por una competencia muy dura.

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Es decir, aparte de asegurarse una participación en un nuevo consorcio y un cupo de construcción para sus astilleros, Navantia podría tener más fácil colocar el barco en el mercado internacional. Por otra parte, la idea es que todos los astilleros implicados tengan el mismo peso, señalan en la constructora naval española. Más allá de su novedosa estructura modular, la corbeta europea no representa en sí ningún gran avance. La motivación para su desarrollo es más bien de índole económica. "La idea es hacer un proyecto que nos sirva para nosotros, que se paga con fondos de la UE, y luego ir juntos a la hora de la exportación para intentar ganar cuota de mercado. Esa es la realidad", afirma Juan Aguilar.

"Es más, superar las corbetas de Navantia que se están construyendo para Arabia Saudí es muy difícil, tendrían que meter mucha inversión y tecnología de vanguardia para hacerlo", opina este experto, que tampoco descarta que las EPC queden finalmente sin autorizar, como pasó con los buques de la clase AFCon.

La coyuntura geopolítica internacional y la propia situación dada en la propia Unión Europea podrían dar al traste con el proyecto, que depende de muchas variables.

Un relevo necesario

La nueva corbeta europea está llamada a ser el relevo natural de otros buques similares. La Marina francesa (Marine Nationale) tiene previsto reemplazar seis buques de la clase Floreal, y la italiana (Marina Militare) hasta ocho: cuatro de la clase Casiopea y otros cuatro de la clase Comandante. Grecia desea también un sustituto para sus patrulleros de la clase Combatiente.

España hará lo propio con las seis corbetas de la clase Descubierta (la mayoría ya desguazadas) y con cuatro patrulleros de altura de la clase Serviola, en servicio en la Armada española desde principios de los años noventa. Tal fue el motivo por el que el país solicitó en marzo su entrada en el programa, aprobándose su admisión muy poco después, el 2 de abril.

"La Armada pretende sustituir a sus patrulleros de altura con estos nuevos patrulleros oceánicos", señalan en la Oficina de Comunicación Social de la Armada española, especificando así la configuración que se desea para sus buques del proyecto EPC.

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La primera unidad del proyecto entraría en servicio en 2027 y sería para la Marina italiana. Francia tendría la primera de las suyas en 2030. Portugal y Bulgaria también han mostrado interés en unirse al consorcio. España y el resto de países están consignando sus necesidades en la fase previa. "Las EPC son buques modulares y están a caballo entre varios tipos, porque aparte de acción marítima también pueden ser buques de inteligencia, o de salvamento. Tú eliges cómo integrar los módulos para obtener un dragaminas, una fragata o un buque de inteligencia y guerra electrónica. Esto sí que supone una cierta revolución en lo que toca al concepto de la flota; la adaptación a las necesidades estratégicas españolas", constata el director de Elespiadigital.com

La construcción en España

Las EPC españolas se construirán en los astilleros de Navantia, posiblemente los de la ciudad de Rota. Uno de los objetivos es mantener la capacidad estratégica como constructores navales e integradores de sistemas de armas.

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En Navantia todavía no especifican el número de unidades a construir, pues su Dirección Comercial asegura que el proyecto todavía se halla en una etapa "muy preliminar". Como explica Sofía Honrubia, el objetivo de esta primera fase es "definir los requisitos de alto nivel del programa por parte de las Marinas de los países participantes". Es decir, se trata de "establecer los estándares de diseño y desarrollo de bloques tecnológicos sobre el que desarrollar las soluciones de diseño". Para Navantia, el proyecto EPC es muy importante, pues tras el impacto de la pandemia de COVID-19 en la economía española, es una buena oportunidad "para desarrollar capacidades, general empleo y ser tractor de crecimiento en España", concluye su directora comercial.  

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