Humo negro sale de la Zona Franca de Barcelona. En el corazón de la principal área industrial y logística de la capital catalana se encuentra la fábrica de Nissan. Pequeñas hogueras sitian la planta, mientras centenares de trabajadores se arremolinan cerca de las instalaciones de la empresa japonesa. Las pancartas y los gritos resuenan entre las naves de la Zona Franca. El origen y motivo es uno. La histórica fábrica cerrará sus puertas de manera definitiva el mes de diciembre.
"Nos han dicho que no somos competitivos porque estamos a un 20%, que ni aun dándonos un coche seríamos competitivos. Hay que hacer demasiada inversión para seguir siendo competitivos. Es decir, nos han dejado morir", clama tras el anuncio el presidente del comité de la empresa Nissan, Juan Carlos Vicente.
Una decisión esperada pero que ha caído como un jarro de agua fría. "Nos ha dejado con muy mal sabor de boca. Como sindicato mayoritario en la empresa nos oponemos a esta muerte anunciada", comenta María Recuero, secretaria general de la Unión Sindical Obrera de Cataluña, a Sputnik Mundo.
Con los trabajadores y las trabajadoras de Nissan y con @lauramir77, alcaldesa de Montcada: aquí no se resigna nadie, sigue la lucha.
— Jéssica Albiach (@jessicaalbiach) May 28, 2020
Por los puestos de trabajo, por el futuro del sector y del país.
Nissan tiene que cumplir: Nissan no se cierra pic.twitter.com/6AQhW60nwu
Al desmantelamiento de la fábrica en la capital catalana hay que unir el de la planta de prensado de Montcada i Reixat y los centros logísticos y de desarrollo del Prat de Llobregat. Situación que acaba con 3.000 puestos de trabajo y otros 22.000 de manera indirecta. Un golpe directo a la economía de Cataluña, según Recuero. "Esperábamos más lealtad por parte de la propia dirección. Han sido muchos años de sacrificio de los trabajadores para mantener las plantas de Cataluña".
"La respuesta del cierre de las plantas es un varapalo. Es un golpe para el tejido industrial y para el mundo laboral, no solo para los empleados de Nissan, sino para todos. Dejan a Cataluña en una situación complicada".
Recuero califica de "injusta" la respuesta de Nissan. Para el sindicato UGT, los responsables de la empresa japonesa "son unos impresentables". Lamentan la celeridad en la toma de decisiones y la mínima comunicación con los sindicatos. Además, la presidenta de la Unión Sindical Obrera de Cataluña denuncia que la multinacional se ha servido de las circunstancias actuales para anunciar su salida de Barcelona. "Todo es peor por el tema del coronavirus. Han aprovechado las dificultades económicas y de movilización social por el COVID-19 para dar a conocer esta decisión catastrófica".
Apoyo gubernamental
A las puertas de la planta de la Zona Franca, el presidente del comité de la empresa Nissan asegura que "van a revertir la situación". Los sindicatos de la corporación nipona abogan por mantener la lucha hasta el mes de diciembre, fecha oficial de la salida de la multinacional de territorio catalán.
"Hay trabajadores que llevan 40 años en la fábrica y tienen la espalda rota. Hay trabajadores jóvenes, viejos. Familias completas afectadas por el expediente. Esto no lo puede permitir ni Nissan, ni Gobierno, ni Generalitat. Nissan se tiene que quedar otros 100 años más en Barcelona. Vamos a seguir haciendo movilizaciones y luchando", grita Juan Carlos Vicente.
"No se lo pondremos fácil", añade Recuero. No obstante, recuerda que es necesaria la actuación institucional tanto para impedir el cierre de las plantas como para paliar los daños que puede el fin de su actividad provocar en la sociedad catalana.
El 22 de enero, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguraba que el empleo se mantendría en Nissan. Se reunió en Davos con el líder de la alianza de Renault, Nissan y Mitsubishi, Jean-Dominique Senard, quien aseveró que no habría despidos en las plantas de Barcelona. Cuatro meses después, un millar de empleados de estas fábricas cortan la Ronda Litoral y la carretera C-17 en señal de protesta por su cierre definitivo.
"Se va a seguir la lucha, tendremos reuniones urgentes con el Gobierno central y catalán, porque han estado un poco a ralentí. Tendrán que dar el callo si Japón dice que no", sentencia Recuero.