"Hemos identificado 25 reos positivos de COVID-19 en el Penal de San Vicente y 11 en el Penal de Quezaltepeque. Se ha empezado el tratamiento y la separación de estas personas. En cada centro penal hay un área de aislamiento", informó Osiris Luna, titular de la DGCP y viceministro de Seguridad.
Luna adelantó que los contagios obedecieron a nexos epidemiológicos con empleados del sistema penitenciario, los cuales fueron identificados y sometidos a tratamiento, con el reconocimiento por su trabajo en áreas de riesgo.
El funcionario afirmó que el nexo fue asintomático e imposible de detectar, pese a que dos veces al día se le toma la temperatura corporal a todo el personal, que además usa mascarillas y visores.
La población penal en El Salvador es una de las más hacinadas del mundo, con más de 37.000 reos en centros diseñados para un máximo de 21.000, lo cual eleva su nivel de vulnerabilidad ante enfermedades contagiosas, como el COVID-19.
La Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos alertó el pasado fin de semana sobre la situación en el centro de detención de San Vicente, pues hasta entonces las autoridades no mencionaron casos en el sistema penitenciario.
Las cárceles de esta nación centroamericana acapararon titulares a finales de marzo pasado, cuando el Gobierno del presidente Nayib Bukele divulgó imágenes del traslado y aglomeración de presos tras una ola de homicidios que sacudió al país.
La prisión de Quezaltepeque, donde fue confirmado el otro brote, es una de las seis que la DGCP destina exclusivamente a miembros de las "maras" (pandillas).
El Salvador ya superó los 2.000 casos confirmados del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y 1.502 más son sospechosos, aunque desde el pasado domingo se registran más personas recuperadas que infectadas.