Estos tres militares forman parte de los 22 instructores de la OTAN desplazados a la base y son los primeros españoles habilitados para llevar a cabo el control de esta aeronave con capacidad de realizar misiones durante más de 30 horas de duración.
Así, desde la base aérea de Sigonella, estos pilotos participarán en la fuerza combinada de la OTAN, lo que les "permitirá compartir con los países aliados un sistema de reconocimiento estratégico que complementa los aviones tripulados remotamente Predator-B, que ya opera el Ala 23 desde la base aérea de Talavera la Real, Badajoz", detallan desde el Ejército del Aire.
Los Global Hawk, fabricados por la empresa estadounidense Northrop Grumman, cuentan con una de las tecnologías más sofisticadas aparte de ser uno de los drones militares más grandes del sector. Estos drones poseen una envergadura superior a los 35 metros y una longitud próxima a los 14 metros. Además, la anchura de sus alas lo convierten en un dron con una gran resistencia capaz de desarrollar las misiones más exigentes de vigilancia. Asimismo, puede alcanzar una altura de hasta 18.000 metros, muy por encima de cualquier avión comercial.
Los socios de la compra, que se efectuó en 2012, son Bulgaria, República Checa, Dinamarca, Estonia, Alemania, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Noruega, Polonia, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia y Estados Unidos. Aunque España y el resto de países de la OTAN no se encuentra entre los países que han financiado la inversión, los 28 socios serán propietarios y operadores de forma colectiva de los cinco sistemas y todos ellos tendrán acceso a los datos que proporcionen y se beneficiarán de la inteligencia derivada de sus misiones de vigilancia y reconocimiento.