De un lado, el micrófono y la voz emocionada de una artista; del otro, personas con el sentimiento que quiere salir a toda costa, en medio de un concierto realizado en un día y a una hora inusuales y en un escenario aún más inusual: plataformas virtuales.
Pasillos, albazos, vals, pasacalles y otros géneros musicales tradicionales, como las baladas, bachatas y cumbias, han tomado una nueva vida en conciertos a través de plataformas virtuales. Zoom es la preferida, pero no se quedan atrás Facebook, Skype e incluso WhatsApp. Todo depende de la conexión a Internet y de la disposición tecnológica e incluso conocimientos del auditorio, que pueden ser unas 30 personas en diversas regiones o una sola.
Del otro lado del computador, lágrimas emocionadas siguen con voz entrecortada uno de los más queridos pasillos en Ecuador.
"Siempre es algo extraño porque es nuevo; no sientes la cercanía física de la gente, pero igual es emocionante a los tiempos volver a interpretar canciones y ver el cariño, la paciencia, la emoción de la gente. Para los artistas, la música es vida y por eso volver a vivir, revivir la música, revivir el romaticismo nos revitaliza", comenta Acosta a Sputnik.
Desde hace dos meses en Ecuador los artistas están en cuarentena. A causa del COVID-19 no pueden realizar sus tradicionales conciertos, en los cuales la gente delira en auditorios completamente llenos y en locales llenos de luces y glamour.
Pero la música decidió salir de todas formas de la cuarentena para decir al mundo que el romanticismo, el amor, la vida continúan, con o sin pandemia.
Conciertos virtuales
Varios conciertos virtuales se realizan con el auspicio de centros comerciales, a través de Facebook, y otros son contratados por particulares.
Con apoyo del municipio del cantón Pujilí, una pequeña población de la serranía ecuatoriana, Acosta y otros músicos salieron en días pasados a recorrer las calles y dedicar un repertorio musical a las madres de su tierra.
"Esta vez fue más emocionante; las personas nos lanzaban flores, bajaban de las casas a ofrecernos agua, a regalarnos caramelos; una familia con pañuelos bailó, lloró, gritó. Para nosotros fue una experiencia dura, pero también muy emocionante", recuerda Acosta.
En una serenata que dio por un cumpleaños y a la que asistieron unas 30 personas a través de Zoom, hubo lágrimas y sonrisas, hubo quienes solicitaban canciones, como si estuvieran en un concierto presencial.
"La gente ahora es más sentimental. Pide canciones como Cuando llora mi guitarra, Leña verde; piden canciones que llegan al alma", comenta la cantante.
Cambios y nostalgias
Geovanny Cadena es la voz del Mariachi Noches de México. El y los otros cuatro integrantes del grupo también han probado la experiencia virtual.
"Es algo que nunca nos hubiéramos imaginado", dice Cadena a Sputnik.
Cadena junto con los integrantes de su mariachi se reúnen en la sala de su casa; a veces no están todos, están tres o están dos, todo depende del requerimiento del cliente y de lo que éste pueda pagar.
"Duró incluso más que un show normal. Nos aplaudieron mucho, se emocionaron, querían más canciones", recuerda.
Cadena, sin embargo, no deja de pensar con tristeza en los shows físicos, aquellos en teatros, auditorios o casas, en donde el contacto con el público es directo y los sentimientos se pueden sentir también en vivo y en directo.
"No es lo mismo dar serenatas en vivo que hacerlo online; incluso a ratos se entrecorta la señal", lamenta el artista.
Sin embargo, al mal tiempo buena cara: el repertorio de temas para quinceañeras, para padres y madres, para cumpleañeros está siempre listo y no pueden faltar canciones como Quince primaveras, Princesa mágica, El regalo de un hijo, A la sombra de mi madre, El rey, Mi querido viejo, Cuando quiero ser grande o Mi padre es el mejor.
Como Acosta y Cadena, decenas de músicos se están adaptando a la 'nueva normalidad' que han impuesto los tiempos de pandemia, pero con la esperanza de que pasen rápido y puedan volver a los escenarios, oír los aplausos y palpar muy de cerca la alegría, la nostalgia, las risas e incluso las lágrimas que los nutren en su oficio.