En 2020, en tanto, la epidemia siguió creciendo a la sombra del nuevo coronavirus que, como toda novedad, acapara las miradas.
Los métodos de combate al mosquito son repetidos año tras año para evitar la formación de la larva: fumigación, vaciar de agua cacharros y recipientes, y reducción de pastos y malezas.
Sin embargo, Argentina, que en lo que va del año cuenta 24 decesos por esta enfermedad, tiene una poderosa arma que elimina la larva sin dañar a seres humanos, animales u otros insectos, y que respeta el cuidado del ambiente.
Un arma que hace 12 años no puede usar.
Biolarvicida nacional
Científicos del Instituto de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA) desarrollaron un poderoso biolarvicida que mata las larvas del mosquito que transmite el dengue; un desarrollo que requiere insumos más económicos que los habituales y puede usarse incluso en agua potable.
"Es un insecticida biológico que tiene en su conformación una bacteria llamada Bacillus thuringiensis israelensis (Bti) que es específicamente tóxica para larvas de mosquitos dípteros, con alta toxicidad para aedes aegypti", explica a Sputnik el responsable del laboratorio Insumos Bacterianos e investigador INTA – CONICET, Diego Sauka.
Todo empezó en 2008, con un equipo de seis personas dirigido por la ingeniera Graciela Benintende en los laboratorios del Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (IMYZA) de Castelar, en el extrarradio de Buenos Aires, que derivó en un producto similar a los que se fabrican en Europa y Estados Unidos, pero mucho más accesible.
"Esto se comenzó para ver si se podía hacer un biolarvicida nacional con la cepa internacional pero a un costo inferior, sin disminuir la efectividad", afirma a esta agencia el director del IMYZA, Roberto Lecuona.
El producto está avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y tiene ensayos en semicampo que confirman que, a la sombra, puede durar hasta 30 días, y al sol, entre 10 y 15.
La tecnología creada por el INTA fue un éxito y el producto se puso a disponibilidad para quien quiera comercializarlo; sin embargo, nadie la desarrolló a gran escala.
Falta de audacia
¿Qué país americano no querría contar con un producto de bajo costo, que elimina la larva del dengue sin contaminar el ambiente ni dañar a los seres humanos?
La respuesta es obvia, pero ninguna empresa se ha mostrado interesada, al menos de momento, a producirlo en gran escala.
El desarrollo requiere algunas condiciones estructurales que llevan a modificar las capacidades instaladas de los laboratorios existentes, pero, con todo, sigue siendo una producción muy rentable a bajo costo.
"Estos productos biológicos no siempre despiertan el interés por parte del sector privado que uno cree que tiene", analiza Lecuona; "o tal vez el empresariado argentino no sea tan audaz como otros. Son más temerosos y buscan algo más sólido", agrega.
Sin embargo, apoyado en el avance de los bio insumos como una alternativa que está generando más interés en la producción, las normativas sobre el tema, y en que los organismos reguladores de los países latinoamericanos ya no pongan tantas trabas, el hombre es optimista.
Mientras tanto, en Argentina, la cantidad de notificaciones sobre casos de dengue para la temporada 2019/2020 es entre siete y ocho veces mayor a lo notificado en las dos temporadas anteriores. Un problema cuya solución está a una sola firma.