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Nochlezhka, 30 años al lado de los sintecho en San Petersburgo

© Foto : Tatiana PankratovaNochlezhka
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Nochlezhka se podría traducir al español como ‘un lugar en donde pasar la noche’, pero esta organización de San Petersburgo es mucho más de lo que dice su nombre.

Fue fundada en 1990 para ayudar a las personas que por diferentes razones perdieron su hogar y resultaron en situación de necesidad en la calle. A principios de los años 1990, con la caída de la Unión Soviética, Rusia quedó sumida en una crisis económica que afectó todas las esferas de la vida. Las fábricas dejaron de funcionar, los subsidios y pensiones dejaron de pagarse, no había productos en las tiendas y las calles no eran seguras.

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En Leningrado, debido al déficit de alimentos, se instauró un sistema por el cual se entregaba a cada persona registrada por su lugar de vivienda un cupón para poder recibir víveres. Aquellos que no estaban registrados en ninguna parte no podían recibir tales cupones, necesarios para adquirir la comida. Fue entonces cuando un grupo de ciudadanos se unió para crear el fondo benéfico Nochlezhka y abrir el primer restaurante benéfico para las personas sintecho en Leningrado –actual San Petersburgo–.

Con el paso del tiempo el fondo empezó a ofrecer consultas gratuitas con abogados y trabajadores sociales, además se creó un pequeño albergue para personas con discapacidades que no tenían un hogar. Hoy en día, la organización tiene más de10 proyectos dirigidos a las personas sintecho en San Petersburgo.

La sede del fondo se encuentra ubicada en el centro de la ciudad, en un edificio que aloja una pequeña oficina desde donde trabajan los coordinadores de los diferentes programas y los consultorios de juristas y trabajadores sociales que asisten gratuitamente alrededor de 50 usuarios cada día. Un punto de entrega de ropa, productos de higiene personal y a veces también algo de comer.

Dos pisos del pequeño edificio están ocupados por un albergue de rehabilitación en el que pueden vivir hasta 52 adultos. Sus habitantes son personas que con ayuda de Nochlezhka están intentando organizar de nuevo sus vidas: recuperar sus documentos, encontrar un trabajo, rehabilitarse del alcoholismo o la drogadicción, etc. 

© Foto : Sofia SlonimAlbergue de rehabilitación
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Albergue de rehabilitación
© Foto : Sofia SlonimAlbergue de rehabilitación
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© Foto : Artiom LeshkoConsultorio legal y de Trabajo Social
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En los distintos programas, los voluntarios juegan un papel muy importante. Ellos hacen posible que de lunes a viernes cientos de personas tengan acceso a una cena, que para muchos es en ocasiones la única comida del día. El proyecto se conoce como el autobús nocturno y consiste en que un grupo de voluntarios visitan varios puntos de la ciudad, acordados de antemano, a donde se acercan las personas necesitadas. La camioneta en la que los voluntarios viajan lleva la comida que han preparado los trabajadores de Nozhlechka y la que han donado distintos restaurantes y cafés de la ciudad. La cena habitual consiste de un plato de sopa, pan y té, pero en ocasiones los restaurantes y voluntarios donan delicioso postres, dulces y platos más elaborados.

Durante varios años fui voluntaria en este programa, una experiencia que me permitió no solo aprender a servir cientos de platos de sopa sin derramar una sola gota y sin importar el frío o el calor, sino también conocer más de cerca a las personas que se acercan a cenar gratuitamente. Muchas de ellas son grupos de adultos, en su mayoría hombres, que habitan en las calles, pero también adultos mayores y migrantes trabajadores que pueden costear una habitación o apartamento, pero no siempre los alimentos. A veces también algunos punks viajeros, pero solo durante el verano.

El clima de Rusia hace que habitar en las calles sea casi imposible, al menos durante el frío invierno, cuando las temperaturas pueden descender hasta los 20 grados bajo cero. Es por eso que el fondo instala durante la temporada de frío, desde octubre hasta abril, varias carpas de campaña con calefacción, en donde se puede pasar la noche y recibir un plato de comida caliente en la noche y en la mañana sin necesidad de presentar ningún documento o estar registrado en ningún sistema. Además, dos veces por semana, personal médico visita las carpas para brindar la atención básica a quienes lo necesiten.

En 2016, Nochlezhka inauguró la primera lavandería benéfica en Rusia, allí se permite a cualquier persona lavar su ropa gratuitamente y recibir un corte de pelo. Según sus organizadores, dar la oportunidad a las personas que están pasando por algún tipo de crisis de usar estos servicios que no pueden costear es el primer paso para que puedan empezar a incluirse en la vida de la sociedad. Alguien con la ropa sucia y desprolija difícilmente puede usar el transporte público o acercarse a algún lugar para conseguir un trabajo.

© Foto : Sofia SlonimLavandería benéfica
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Lavandería benéfica

¿Cómo trabaja Nochlezhka durante la pandemia del coronavirus?

El 30 de marzo el presidente de Rusia, Vladímir Putin, declaró un periodo no laborable que se extendió hasta el 11 de mayo. Durante este tiempo se ha pedido a los ciudadanos que se queden en casa. Aunque el Gobierno nacional ha tomado medidas para apoyar a las empresas y los negocios  que han sido afectados por el confinamiento, Andréi Chapáyev, coordinador de proyectos de ayuda a los habitantes de la calle de Nochlezhka, comenta que la llegada del coronavirus a la ciudad ha provocado que un nuevo grupo de personas se acerque para recibir ayuda. Se trata de aquellos que han perdido su trabajo o han dejado de recibir suficientes recursos para cubrir todas sus necesidades.

"A las personas les preocupa mucho que dejemos de trabajar. Su estado de ánimo ha decaído, sienten angustia. Y aparecen nuevos sintecho y, por ejemplo, personas que han despedido del trabajo y tienen dinero, literalmente, solo para pagar el último mes de alquiler. Ellos se acercan a recibir los productos de higiene personal, ropa interior, medias, crema de dientes, cepillo, comida. Hay un taxista que vive en su auto y se acerca al bus nocturno para comer una vez al día", cuenta Andréi Chapáyev.     

Mientras la cantidad de personas que se acerca en busca de ayuda sigue aumentando, una de las piedras angulares de la organización ha desaparecido casi por completo: los voluntarios. La mayoría de los proyectos funcionan gracias a la participación de voluntarias y voluntarios que cumplen las tareas de repartir la comida, entregar la ropa y los kits de higiene personal, entre otras, pero la administración ha prescindido de su ayuda para evitar posibles contagios.

A esto se suma el recorte de fondos y ayudas que antes de la pandemia se recibían de fondos internacionales de cooperación, empresas rusas y negocios de la ciudad. Desafortunadamente el confinamiento ha venido acompañado de una recesión económica que ha golpeado duramente la economía de los países. Una de las esferas que más ha sido afectada en San Petersburgo es la de los cafés y restaurantes. Esto se ha visto directamente reflejado en el trabajo de Nochlezhka, ya que son los restaurantes locales los que donan la comida que es entregada cada día en las calles. 

Aún así, el autobús nocturno sigue cumpliendo su labor en un formato reducido, ahora gracias a los esfuerzos de los trabajadores de la organización, quienes se turnan para cocinar una modesta cena de carne enlatada con trigo sarraceno o pasta y té caliente, se ponen los guantes, las mascarillas y empiezan a recorrer la ciudad nocturna todavía iluminada por el sol primaveral que se esconde cada día más tarde, pero que todavía no calienta mucho.

© Foto : Mikhail BalaevAutobús nocturno
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Autobús nocturno

Mientras tanto, en el edificio principal, el albergue se encuentra en cuarentena debido a que la mayoría de sus habitantes son personas que se encuentran en el grupo de riesgo para el COVID-19, personas mayores y con problemas de salud graves. Otros proyectos como la lavandería y el albergue nocturno siguen trabajando, pero han reducido su capacidad y han aumentado las medidas de desinfección e higiene.

Las carpas para el refugio nocturno tuvieron que ser cerradas pues la cantidad de gente en ellas no permite mantener la distancia social requerida y se podrían convertir en un foco de contagio en la ciudad. Sin embargo, el refugio nocturno, un edificio adecuado para que unas 40 personas pernocten y equipado con camas y calefacción, ha continuado su trabajo, midiendo la temperatura a cada usuario que entra y respetando las recomendaciones sanitarias de la Administración metropolitana.

La pandemia es el momento para la solidaridad

En estos momentos Nochlezhka no solo hace un esfuerzo colosal por mantener en marcha sus proyectos habituales, sino que también ha creado nuevas iniciativas para responder a las necesidades creadas por la crisis sanitaria. Una de ellas se llama 'No estás solo' e invita a las personas a comprar productos no perecederos de primera necesidad como conservas, te y gel antiséptico. Los paquetes con estos productos se dejan cerca de los lugares en los que los sintecho transitan (las estaciones de trenes, buses, metro, tiendas de víveres), junto con una nota en la que se explica que cualquier persona que necesite estos productos puede tomarlos y un folleto con instrucciones sobre como evitar el contagio del SARS-CoV-2. En ciudades como Moscú y San Petersburgo los ciudadanos se han unido a la iniciativa y en las calles se pueden ver estos paquetes blancos esperando su hora para alegrar el día de alguna persona en necesidad.

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Публикация от Nochlezhka (@nochlezhka)

Aunque el futuro es incierto para esta organización benéfica que no cuenta con una entrada fija de recursos para su subsistencia, Andréi asegura que no contemplan la idea de cancelar ningún programa, aunque la pregunta sobre cómo financiar sus actividades en caso de que la crisis se extienda sigue abierta. A pesar de esto, en cuanto termine la cuarentena, Nochlezhka inaugurará su nueva filial en Moscú pese a la reticencia de algunos sectores de la población.

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