"Introducimos estas medidas ahora para mantener baja la tasa de transmisión y prevenir una segunda devastadora ola", declaró en la conferencia diaria sobre la pandemia.
Se impondrá multas mínimas de 1.000 libras (unos 1.200 euros) para los pasajeros que se resistan a cumplir las nuevas directrices y se nieguen a colaborar con las autoridades.
Un comunicado previo del Gobierno, que Downing Street difundió después de una conversación entre el primer ministro Boris Johnson, y el presidente francés Emmanuel Macron, dio a entender que los viajes entre ambos países escaparían de momento a la cuarentena.
También se librarán del confinamiento a su llegada a las islas británicas personal médico, camioneros y ciertos funcionarios públicos.
La medida afecta tanto a extranjeros como a los británicos que retornen a casa, permanentemente o de vacaciones.
"A medida que el mundo comienza a emerger de lo que esperamos que es la peor pandemia de coronavirus, debemos mirar al futuro y proteger al público británico reduciendo el riesgo de casos cruzando nuestras fronteras", declaró la responsable del Interior.
El viajero deberá proporcionar a las autoridades británicas su plan de viaje, así como un contacto y una dirección donde pasará los 14 días de obligado aislamiento.
La imposición gubernamental es un duro golpe para las aerolíneas, compañías de ferris, el servicio del eurotúnel y el sector turístico en general, tanto en Reino Unido como en el extranjero.
La ministra prometió colaborar con la industria de viajes, ocio y hostelería para "descubrir nuevas vías" que permitan "reabrir el turismo y los desplazamientos internacionales de una forma segura y responsable".