Las nuevas tecnologías también han llegado al mundo de las protestas. En España, país que atraviesa una profunda conmoción económica a raíz de la pandemia de COVID-19, diversas protestas han prendido en los últimos días en oposición a la gestión de Gobierno durante la crisis sanitaria y económica.
"Ya no uses calderos, ollas y sartenes para hacerte escuchar. Cacerolapp, la mejor App del cacerolazo, te ayuda a dejarte sentir en todo tu vecindario", reza en la página del perfil de la aplicación en Google Play.
El origen analógico
El término cacerolada o cacerolazo remite una forma de protesta pacífica ciudadana vista por primera vez en Francia durante la década de los años treinta del siglo XIX y, más adelante, en Argelia en 1961 con motivo de su guerra de independencia.
Pero el imaginario colectivo tal vez las asocie antes con protestas más recientes, como las acaecidas en diversos países de Sudamérica a partir de los años setenta. Se acudía a esta forma de protesta contra las dictaduras militares en Chile y Argentina, pero luego su uso se extendió ante las crisis socioeconómicas de años posteriores, también en Venezuela y Colombia.
Los coreanos controlan la expansión del #coronavirus a través de la tecnología y nosotros creamos cacerolapp.
— Manuel Paz Sánchez (@manupaaaz) May 18, 2020
En España, las caceroladas actuales discurren en los barrios más pudientes de la capital y otras ciudades de su geografía. Antes fueron características de las masivas protestas del movimiento 15M y del proceso independentista catalán. Se da la circunstancia de que Cacerolapp surge en un momento en que las protestas en España son lideradas por las clases altas, de ahí que la sofisticada virtualidad de una cacerola haya convenido perfectamente a la imagen de una capa social cuya relación con los utensilios de cocina suele delegarse a sus empleadas del hogar.
#Cacerolapp, la aplicación para protestar como los ricos pero sin tener tanto dinero como ellos. pic.twitter.com/Qs2eUjK6cJ
— Economista Cabreado (@EconoCabreado) May 16, 2020