En general, suele asociarse la fibra óptica al buen desempeño en las telecomunicaciones. Hecha de vidrio y de un grosor un poco mayor al del cabello humano, estas fibras transmiten la luz a una velocidad significativamente mejor que los cables eléctricos.
"Prometen ser tecnologías útiles para aplicaciones in vivo de imagenología; para suministro de luz en procedimientos de fototerapia y optogenética; suministro de fármacos localizado; y detecciones bioquímicas, ya que la sonda puede implantarse y luego es completamente absorbida por el organismo", explica la investigación.
La investigación fue dirigida por los profesores de la Unicamp Eric Fujiwara (Facultad de Ingeniería Mecánica), Cristiano Cordeiro (Instituto de Física), con colaboración de Hiromasa Oku, de la Universidad de Gunma, Japón.
Hechas de agar, sustancia gelatinosa obtenida de varias especies de algas marinas, consta de un diámetro de 2,5 milímetros con seis orificios de aire cilíndricos de 0,5 milímetro de diámetro cada uno que rodean un núcleo sólido.
Dentro del cuerpo permitiría, por ejemplo, iluminar áreas para procedimientos como cirugías asistidas por láser o ser utilizada para tratamientos fototerapéuticos, que consisten en la aplicación de luz para curar enfermedades en la piel o incluso para tratar trastornos como la depresión.
Su carácter biodegradable y comestible le permiten, además, funcionar como una sonda y suministrar medicamentos localizados, o cualquier clase de sustancia y nutrientes, que luego desaparecerá al ser absorbida dentro del propio cuerpo, explica el estudio publicado en la revista científica Nature.