"El esfuerzo de unión hay que hacerlo en todas las latitudes; está visto que la derecha apuesta a la división para poder llegar, nosotros no le podemos dar esa facilidad (…) Lula da Silva (2003-2011) dijo que yo y Cristina (Fernández de Kirchner, 2007-2015) no podíamos pelearnos y si pasaba, teníamos que irnos a nuestras casas y comenzar un nuevo día; creo que ese es el ejemplo perfecto", afirmó Fernández, durante la quinta reunión del Grupo de Puebla.
Consideró que el progresismo no se puede dar el lujo de tener diferencias, porque las mismas son aprovechadas por los "sectores que más daño hacen a nuestros pueblos".
"Nosotros no podemos, por nuestro narcisismo, favorecer a los que no piensan en la gente", sostuvo.
"También muestra que la palabra de la solidaridad quedó al costado en varios lugares del mundo; quedó demostrado para América Latina que la meritocracia no es el camino, porque no hay igualdad de oportunidades (…) yo siento que el gran secreto para que América Latina pueda asumir este desafío es también que las fuerzas progresistas sigan, si no nos unimos, estamos ayudando a que la derecha conservadora sobreviva", reflexionó.
El 15 de mayo se celebró la quinta reunión del Grupo de Puebla, una colectividad que está formada por 36 líderes progresistas, tiene entre sus integrantes más destacados a los expresidentes Rafael Correa (Ecuador, 2007-2017), Dilma Rousseff (Brasil, 2011-2016), Fernando Lugo (Paraguay, 2008-2012) y José Luis Rodríguez Zapatero (España, 2004-2011).