Según los datos del informe, entre enero y marzo de este año, la empresa tuvo pérdidas de "48.523 millones de reales (8.350 millones de dólares)", el peor resultado desde el último trimestre de 2015.
El resultado fue afectado sobre todo por la revisión de los precios de los activos de la petrolera afectados por la crisis del coronavirus, como los campos de petróleo en aguas rasas y profundas, y la caída del precio del barril de tipo Brent.
No obstante, el presidente de la empresa, Roberto Castello Branco, considera que la actual situación es "bastante distinta" a la que la empresa vivió en 2014-2015, "cuando la compañía se enfrentaba a dos crisis, una financiera y otra moral", según consta en el citado informe.
En este sentido tuvieron un especial impacto las medidas de aislamiento social (aplicadas en Brasil desde mediados de marzo) porque provocaron una caída de las ventas de derivados del petróleo en el mercado interno.
Respecto al último trimestre de 2019, la deuda subió un 36% y representa 346.764 millones de reales (59.600 millones de dólares).
Uno de los pocos indicadores positivos es el de la producción de petróleo y gas, que aumentó un 14,6% respecto al mismo trimestre de 2019, llegando a los 2,9 millones de barriles por día.