Por el momento en Francia, donde se confirmaron más de 170.300 casos de contagio y casi 27.000 muertes por el COVID-19, el uso de mascarillas es obligatorio solo en el transporte público, pero el martes la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, abogó por extender esta norma a todas las calles de la capital.
El portavoz del sindicato policial francés Alliance, Stansislas Godon, en una entrevista con Sputnik apuntó que la gente con mascarillas en el transporte público "va a ser un problema, igual que aquellos que cubren la cara con una bufanda o pañuelo para que no se pueda identificarlos".
Bienestar y labor policial
La Organización Mundial de la Salud considera que la población sana no necesita llevar mascarillas para protegerse contra el SARS-CoV-2, pero existen estudios que apoyan su uso.
"El uso masivo de mascarillas puede obstaculizar la labor de los servicios del orden cuando necesitan identificar a un delincuente sospechoso", señaló Godon.
A la vez no considera que el hecho de que todos deben llevar mascarillas aumentará el nivel de criminalidad, pues incluso sin el uso obligatorio de mascarillas "los delincuentes suelen cubrir la cara para no ser reconocidos, lo que es algo que observamos durante las recientes protestas antigubernamentales".
Al mismo tiempo, indicó, existen otros métodos de identificación.
"Se puede estudiar los registros de los operadores móviles, comparar los datos, analizar los testimonios. Además, en muchas ciudades, no solo en la zona capitalina sino también en las provincias, están instaladas cámaras de videovigilancia. Sus datos permiten llevar a cabo investigaciones y detener a las personas que cometieron delitos graves", afirmó.
En opinión de Godon, en la situación actual la prioridad es el bienestar de los franceses.
"En esta guerra sanitaria se priorizan las normas sanitarias, no deben reconsiderarlas para facilitar la labor de los servicios del orden y a la vez contribuir a la propagación del virus en el país", subrayó.
Según las normas de la etapa actual de desconfinamiento en Francia, si los ciudadanos de la región de la capital se desplazan en un transporte público en hora punta, deben llevar consigo un certificado de su empleador, lo que sirve de un pase laboral. A la vez está prohibido desplazarse más allá de 100 kilómetros de sus domicilios.
La policía tiene que readaptarse
Godon constató que los agentes de la policía tendrán que adaptarse a las nuevas condiciones de su trabajo.
Los agentes de la policía, agregó, tendrán que "controlar si se respeta la prohibición de viajar a más de 100 kilómetros de la vivienda para evitar que un potencial portador del coronavirus se traslade de la zona roja a la verde".
Godon destacó "una reducción ponderable de la criminalidad" durante el confinamiento. Según el portavoz del sindicato policial, este resultado positivo se debe a que "en las calles no había víctimas" potenciales, y era más difícil cometer robos.
En las próximas semanas, señaló, la policía se centrará en el control "del cumplimiento de las normas del desconfinamiento".
"Ahora estamos estableciendo las prioridades, y sobre todo nos ocupamos de los crímenes evidentes y urgentes, me refiero a los actos de violencia en las familias por parte de un esposo o un padre, asaltos, así como robos en lugares públicos cuando, por ejemplo, los delincuentes les quitan joyas a los transeúntes", añadió.
En opinión de los expertos, este tipo de protector facial tiene muchas ventajas: son reutilizables, más cómodos que las mascarillas, evita que la gente se toque la cara y no hace falta quitárselos para hablar 👇 https://t.co/T2rNJsFKLy
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) May 2, 2020
Desconfinamiento y desconfianza
En opinión de Godon, la policía ahora tiene un problema más grave que la introducción del uso obligatorio de mascarillas: la situación en distritos sensibles.
En algunos de esas zonas estallaron disturbios después de que un motociclista sin carné ni casco, chocara contra la puerta abierta de un auto de policía en Villeneuve-la-Garenne el 18 de abril.
Otro incidente se produjo el 9 de mayo pasado, en el distrito parisino de Nanterre. Sobre las 20:00 locales, numerosos vecinos de la zona saltaron las normas del confinamiento acudiendo a supermercados y panaderías para romper su ayuno de ramadán. Para dispersarlos, un grupo de agentes de la policía que patrullaba el área recurrió a gas lacrimógeno. Unas horas más tarde, un incendio se produjo en un supermercado de la cadena Carrefour.
Godon calificó de crítica la situación.
"Durante el desconfinamiento tememos lo mismo que durante el confinamiento en los distritos sensibles, donde ahora no se descartan disturbios callejeros", apuntó.
"Resulta muy difícil garantizar el cumplimiento de las normas de la República en los distritos donde antes de esta crisis sanitaria a nadie le gustaba la policía. Algunos de esos distritos manifiestan que estos territorios están fuera la ley del país y del control de la policía nacional. Es necesario poner fin a la impunidad y restablecer la supremacía de la ley, en particular por el bien de los habitantes de estos distritos que tampoco pueden seguir soportando la situación actual", afirmó.