"Hemos pedido a la Iglesia Católica que nos ayude a generar un clima de diálogo y comprensión entre bolivianos, lejos de los intentos vanos y penosos de ciertos sectores minoritarios que solo tienen un afán político de crear caos y convulsión social para romper la cuarentena", dijo el ministro de la Presidencia, Yerko Núñez, al cabo de una reunión con la cúpula católica.
El secretario general de la CEB, Aurelio Pesoa, quien fue parte de la delegación episcopal, declaró a la prensa que la Iglesia ha buscado siempre la paz, aunque no confirmó si los obispos dieron una respuesta directa al pedido gubernamental.
La mayoría de los bolivianos se declara católico, religión que tenía carácter de fe oficial hasta que la Constitución plurinacional de 2009, promulgada durante el Gobierno de Evo Morales, definió al país como laico.
Los "sectores minoritarios" señalados por Núñez eran vecinos de varias ciudades, en especial Cochabamba (centro) y El Alto (contigua a La Paz), que esta semana iniciaron protestas callejeras contra el confinamiento.
En esas y otras ciudades, las autoridades han enfrentado grandes dificultades para imponer la cuarentena y terminaron tolerando concentraciones masivas en mercados callejeros.
En respuesta a los reporteros, Pesoa afirmó que la iglesia, con larga trayectoria como mediadora en conflictos políticos y sociales de Bolivia, no encontraba justificación para los conflictos en torno a la cuarentena, aunque evitó señalar responsables.
"Los conflictos no deberían surgir en este momento en donde todos estamos sufriendo, no solamente algunos. Creo que los conflictos nos pueden llevar a equivocar el camino", reflexionó el prelado, llamando a la unidad nacional para enfrentar la pandemia.
La cúpula de la Iglesia católica participó en las negociaciones políticas de noviembre de 2019 que dieron paso a la autoproclamación de la senadora Jeanine Áñez como presidenta transitoria tras la renuncia forzada de Morales.