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Como si el Reich no cayera: el Ejército Rojo sofocó la resistencia de los nazis que se negaron a rendirse

© Sputnik / Sergey Kosyrev / Acceder al contenido multimediaTanques soviéticos en una de las repúblicas bálticas durante la Segunda Guerra Mundial
Tanques soviéticos en una de las repúblicas bálticas durante la Segunda Guerra Mundial - Sputnik Mundo
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Después de la capitulación del Reich, algunas unidades militares nazis siguieron mostrando resistencia frente al Ejército Rojo. Mientras el mundo celebraba la derrota del nazismo en Europa, los soldados soviéticos libraban combates en el territorio actual de Letonia. Sputnik cuenta cómo fue la última batalla del nazismo en el territorio de la URSS.

La región de Curlandia —la parte oeste de Letonia— fue el último campo de operaciones de los nazis, el último enclave nazi en el territorio del país comunista. Por eso tuvo una enorme importancia para ambos bandos. 

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Para 1944, gracias al avance del Ejército Rojo, surgió la posibilidad de eliminar la presencia de los nazis en Letonia. Según los planes de la gestión militar nazi, el control sobre las repúblicas bálticas permitía cubrir el territorio de Prusia Oriental y su capital, Konigsberg, del avance soviético. 

La Kriegsmarine, la Armada de la Alemania nazi, fue capaz de operar en la parte este del mar Báltico y mantener conexiones entre los países escandinavos y el territorio de las repúblicas bálticas. Los primeros suministraban materiales estratégicos a la Wehrmacht. Además, la presencia nazi en Curlandia se convirtió en una amenaza para el Ejército Rojo: los alemanes disponían de la posibilidad de flanquear a las unidades soviéticas en caso necesario.

La gestión militar de la URSS, en estas condiciones, empezó a preparar una ofensiva contra los nazis en las repúblicas bálticas ya durante su operación en Bielorrusia. Sin embargo, antes del verano de 1944 no se dieron las condiciones necesarias para la realización de una ofensiva en el Báltico. En verano de 1944 el Ejército Rojo realizó una serie de operaciones que culminó con la liberación de una parte significativa de la región. La situación para la Wehrmacht parecía deplorable.

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Para octubre de 1944 los soldados soviéticos bloquearon al enemigo. La ofensiva soviética propició la derrota del Grupo de Ejércitos Norte de las Fuerzas Armadas del Reich. Si bien la mayor parte de las tres repúblicas bálticas fue limpiada de nazis por el Ejército Rojo, quedó una parte de Letonia bajo control de las fuerzas hitlerianas. Esta fue Curlandia.

Pese a una derrota significativa en la región báltica, en general los nazis lograron esconderse en esa zona. Esta región fue prácticamente rodeada por los militares soviéticos. Así se formó la llamada Bolsa de Curlandia. Pero los nazis no fueron separados del resto de la Wehrmacht porque mantenían el control sobre la costa, por lo cual fueron capaces de recibir el armamento necesario y, como resultado, resistieron ferozmente al avance de las Fuerzas Armadas de la URSS.

El Ejército Rojo intentó seis veces llevar a cabo una ofensiva a gran escala en Curlandia para eliminar a la agrupación nazi en la zona, pero todas ellas fracasaron. La lucha prosiguió incluso después de la capitulación de la Alemania nazi, el 8 de mayo de 1945. La agrupación nazi de Curlandia no quiso rendirse a las fuerzas soviéticas, y buscó escapar de la zona y rendirse ante los aliados o alcanzar países neutrales.

La meta: evitar el cautiverio soviético

Mantener el control sobre Curlandia fue muy importante para el Fuhrer y para el Reich por razones obvias. Para la Alemania nazi esta zona era crucial, porque se encontraba en la vanguardia de la defensa de la fortaleza principal: el propio territorio alemán. Al controlar esta parte de Letonia, los nazis esperaban debilitar al Ejército Rojo para ralentizar su avance hacia el corazón del Reich.

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Sin embargo, cuando Hitler se suicidó y la gestión militar del Reich firmó la rendición incondicional, algunos belicistas nazis todavía barajaban la posibilidad de evacuar a la agrupación nazi de Curlandia a través del mar para seguir luchando contra el Ejército Rojo ya en el territorio alemán. No obstante, la mayoría de los soldados alemanes ya se había dado cuenta de la gravedad de la situación y solo pensaba en salvar su vida.

El comandante del Grupo de Ejércitos de Curlandia, Carl Hilpert, firmó el 8 de mayo el acta de la capitulación de sus tropas. Aunque oficialmente los combates debían suspenderse la misma noche, los militares alemanes no querían entregar sus armas para acabar en los campos soviéticos de prisioneros de guerra. Los soldados y oficiales alemanes temían mucho ser capturados por el Ejército Rojo.

Según los militares soviéticos, Hilpert mintió y trató de evacuar a la mayor parte de las unidades que estaban en la retaguardia en Curlandia vía marítima a Alemania. Pero los militares soviéticos se enteraron del plan y pronto avanzaron para impedir a los nazis el acceso a los barcos de transporte. Los soldados soviéticos obligaron a las fuerzas alemanas a rendirse. La mayoría no tuvo más opción que deponer las armas.

No obstante, varios miles de nazis lograron escapar de Curlandia. Muchos de ellos se dirigieron hacia Alemania intentando alcanzar las zonas controladas por los aliados occidentales. Algunos de ellos trataron de buscar refugio en Suecia, donde inicialmente recibieron una cálida bienvenida. Sin embargo, más tarde la gestión sueca decidió entregarlos a las autoridades soviéticas. Otros soldados nazis, desesperados, intentaron esconderse en los bosques de Curlandia.

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Los soldados soviéticos siguieron buscando a los nazis en los bosques de Curlandia hasta finales de mayo de 1945. La tarea era encontrar a los soldados alemanes que se habían escondido en las aldeas y zonas forestales y se habían negado a rendirse de acuerdo al acta de capitulación

Cuando los militares soviéticos encontraban a los nazis en las zonas más remotas de Curlandia, algunos de ellos se resistían disparando contra los efectivos del Ejército Rojo. Estos últimos, por su parte, no perdonaron la vida a los que respondían con fuego a la propuesta de rendirse. Incluso en junio de 1945 hubo varios tiroteos en Curlandia en los que algunos soldados soviéticos perdieron la vida. Sin embargo, para otoño de 1945 la zona ya había quedado desierta de nazis.

Entre el 9 y el 13 de mayo casi 190.000 soldados y oficiales nazis se entregaron al Ejército Rojo. Curiosamente, el comandante del Grupo de Ejércitos de Curlandia, Carl Hilpert, moriría en febrero de 1947 en un campo de prisioneros de guerra a los 58 años.

Entretanto, la mayoría de los prisioneros de guerra nazis fue liberada de los campos soviéticos después de cumplir su pena. Pronto regresaron a Alemania.
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