SPUTNIK
La poderosa sinfonía de la victoria: el Teatro Bolshói contra los nazis
por Lidia Kiseliova






Un zepelín en la Plaza de Revolución en Moscú frente al Teatro Bolshói, 1941
Foto: © Sputnik / Vladimir Granovskiy


El Teatro Bolshói es una de las instituciones musicales más antiguas del mundo. Fundado en 1776, tiene la misma edad que la Constitución de EEUU. Sin importar la época, fue y es el símbolo de Rusia.

Sputnik te cuenta la historia de cómo durante la Gran Guerra Patria, el Bolshói luchó junto a todo el pueblo.

Teatro Bolshói en el año 1883 // Foto: © Public domain
Teatro Bolshói en el año 1856 // Foto: © Public domain
Teatro Bolshói // Foto: © CC BY-SA 3.0 / Dmitriy Guryanov

Según la tradición, el 9 de mayo, en el Día de la Victoria, los veteranos de la Gran Guerra Patria —como se conoce en Rusia al enfrentamiento contra la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial entre 1941 y 1945—, se reúnen bajo las columnas del Teatro Bolshói. Si bien el número se está volviendo cada vez más pequeño, el recuerdo del difícil camino hacia la victoria sigue vivo en el pueblo.






Veteranos del Teatro Bolshói celebran el 30 aniversario de la victoria, 1975
Foto: © Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói

Estas paredes recuerdan a los grandes. Aquí dirigió Serguéi Rajmáninov, cantó Fiódor Chaliapin y bailó Galina Ulánova.
Aquí, durante los años de guerra sonó por primera vez la melodía del himno de Rusia moderno que hasta el día de hoy lo interpretan en los momentos más solemnes.
E incluso la imagen del Teatro Bolshói aparece en el billete de 100 rublos, el más extendido en Rusia.

Billete de cien rublos rusos
© Public domain
El inicio de la Gran Guerra Patria

El 22 de junio de 1941, la Alemania hitleriana atacó a la Unión Soviética.



Aviones alemanes bombardean ciudades soviéticas el 22 de junio de 1941
Foto: © Sputnik

El segundo escenario del Teatro Bolshói fue sede del estreno de la ópera de Charles Gounod Romeo y Julieta, planeada durante mucho tiempo para ese día. Romeo fue interpretado por el gran cantante ruso, con el título Artista del Pueblo de la URSS, Serguéi Lémeshev (1902-1977).
El cantante recordaba aquel día frecuentemente: "Esa noche nos sentíamos como si nos hubiéramos dividido en dos... De repente, junto con el mensaje de la radio, entró algo terrible en la vida que todo nuestro trabajo… parecía simplemente innecesario. El público recibió calurosamente la actuación, los artistas hicieron todo lo que pudieron. Pero tan pronto como se bajó el telón, todos nos apresuramos a ir a los altavoces para averiguar qué estaba pasando en el frente".
Ya en nuestros días, el distinguido director ruso Yuri Liubímov describió lo que sucedía en aquellos fatídicos días del verano de 1941 en Moscú: "Una escena del apocalipsis".

"Todo se está quemando, se están quemando documentos, la nieve negra vuela como en una novela de [Mijaíl] Bulgákov", describió Liubímov.

Las calles estaban llenas de erizos metálicos antitanque.




Erizos metálicos antitanque en Moscú, 1941
Foto: © Sputnik
/Arkadyi Shaikhet
Los techos de las casas y plazas estaban pintados, cubiertos desde arriba con bosques, ríos y campos. Incluso la fuente del teatro estaba camuflada como un bosque. Este disfraz servía de protección contra ataques de aviones enemigos.
Bomba

Junkers Ju 88, avión polivalente bimotor alemán
Foto: © Public domain
Teatro Bolshói en 1941-1942 // Foto: © Departamento principal de archivos de Moscú

El 28 de octubre de 1941 hacía buen tiempo en Moscú. Solo había algunas nubes, pero el cielo ocultaba un peligro. A las 16 se produjo una gran explosión: el edificio del Bolshói tambaleó como una cuna colgante. Desde detrás de una nube, el bombardero nazi Junkers Ju 88 lanzó una bomba de 500 kilos que explotó justo en la entrada central del teatro. En la calle yacían transeúntes muertos y heridos.

La fachada del teatro fue dañada por la explosión.

En el contexto de la ofensiva nazi en curso, se decidió evacuar a la compañía principal del teatro a la ciudad de Kúibyshev, la actual Samara. La otra parte de la compañía teatral permaneció en Moscú.

Cuando en septiembre de 1943 la compañía principal del Teatro Bolshói regresó a Moscú, el renovado edificio estaba listo para la apertura de la temporada gracias a los heroicos esfuerzos de los restauradores. A veces se desmayaban de hambre, pero continuaban trabajando durante 11 o 12 horas. Al final, prácticamente no quedaron huellas del bombardeo. El Bolshói reabrió sus puertas el 26 de septiembre con la presentación de la ópera inmortal de Mijaíl Glinka Iván Susanin.
Teatro en la ciudad de Kúibyshev








Ensayo del ballet de Vladímir Yurovsky 'Velas Escarlatas' en el Palacio de la Cultura de Kúibyshev, 04.02.1942
Foto: © Sputnik/Anatoliy Garanin
La evacuación en octubre de 1941 fue muy difícil.
Muchos simplemente no podían subirse al tren, así que, por ejemplo, el gran tenor Iván Kozlovski viajó a Kúibyshev durante 14 días en auto, y el famoso bajo Alexandr Pirogov utilizó el transporte acuático: navegó a Riazán —una ciudad del Distrito Federal Central de Rusia— en un bote de remolque y, desde allí, hizo un transbordo al barco Teatro Bolshói para finalmente llegar a destino.
Un violín de Stradivari // Foto: © Sputnik / Tselik

Asimismo, se llevó a cabo secretamente la operación para sacar de Moscú una importante colección del Teatro Bolshói de violines y violonchelos de Stradivari, Amati, Guarneri. La valuación de la colección se estimaba en unos 426.650 rublos de oro (unos 85.330 dólares en aquella época).

Las discretas cajas fueron llevadas a la estación Kazanskiy de Moscú y cargadas en el carruaje, que ya contenía cuadros de la Galería Estatal Tretiakov.
Los bombarderos nazis arrojaron bombas justo en la vía. Sin embargo, el tren ya había logrado partir. La colección se salvó milagrosamente.

Foto: Tren con escenografías y disfraces del Teatro Bolshói bombardeado por los nazis

Para las actuaciones, les concedieron a los artistas el nuevo Palacio de la Cultura en la plaza central de la ciudad. Ni el tamaño, ni las comodidades del edificio, ni la calidad del equipo del escenario se podían comparar con el teatro de Moscú. Sin embargo, en este edificio la compañía ofreció presentaciones durante dos temporadas teatrales.

Los conciertos comenzaron casi inmediatamente, aunque no fue fácil organizar espectáculos: los nazis bombardearon los trenes con escenografías y disfraces. Los técnicos y los ensambladores murieron. Entonces, el director de orquesta Samuil Samosud propuso la única forma posible de salir de esta situación: escenificar actuaciones en las que los artistas pudieran actuar con sus trajes de concierto.

Ensayo de la ópera de Gioachino Rossini 'El barbero de Sevilla' en Kúibyshev
© Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói
En el taller de zapatería del Teatro Bolshói en Kúibyshev (1941)
© Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói
En el taller de escenografías del Teatro Bolshói en Kúibyshev (1941)
© Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói
Artistas del Teatro Bolshói cosechan leña en Kúibyshev
© Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói
Así, las primeras actuaciones en la evacuación fueron Eugenio Oneguin de Piotr Chaikovski y La traviata de Giuseppe Verdi.

Los espectáculos fueron brillantes y la audiencia ni siquiera se fijó en que los héroes en el escenario estuvieran vestidos de otra manera.


Escena de la ópera de Piotr Chaikovski 'Eugenio Oneguin', Kúibyshev, 16.03.1942 // Foto: © Sputnik / Anatoliy Garanin
Escena de la ópera de Gioachino Rossini 'Guillermo Tell' en Kúibyshev, 1942 (izquierda) // Foto: © Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói

En aquel entonces, Kúibyshev fue nombrada la capital de reserva de la URSS. Ninguna circunstancia debía afectar la calidad de las representaciones. Los artistas consideraron un honor garantizar que cada actuación se viera metropolitana. Al final, esto también tenía un significado político: no solo el público, sino también el cuerpo diplomático, que entonces estaba en Kúibyshev, necesitaban mostrar que el mejor teatro musical del país seguía funcionando como antes.

Durante dos años (1941-1943), el Teatro Bolshói realizó 14 representaciones en el escenario del teatro de Kúibyshev: nueve óperas y cinco ballets.
Y lanzó dos estrenos brillantes: la ópera de Gioachino Rossini Guillermo Tell y el ballet de Asaf Messerer Velas Escarlatas del compositor Vladímir Yurovsky.

Sinfonía de Shostakóvich



El evento principal de la época del Bolshói en Kúibyshev fue el estreno mundial de la Sinfonía n.º 7 de Dmitri Shostakóvich. Fue interpretada el 5 de marzo de 1942 por la orquesta del Teatro Bolshói en presencia del autor. Fue dirigida por Samuil Samosud.



Estreno mundial de la Sinfonía n.º 7 de Dmitri Shostakóvich
Foto: © Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói

El compositor trajo las notas de su sinfonía de la Leningrado sitiada. La sinfonía causó una gran impresión en la audiencia. Mucha gente tenía lágrimas en los ojos, algunos se sentaban con los puños cerrados. El concierto fue transmitido por radio a todo el país. Al convertirse en una sensación mundial, esta música marchó triunfante por las mejores salas de conciertos.

El famoso escritor ruso soviético Alexéi Tolstói (1882-1945) en aquel entonces asoció la victoria de Shostakóvich con la derrota de los nazis cerca de Moscú.

"El Ejército Rojo ha creado una formidable sinfonía de victoria mundial. Shostakóvich aferró su oído al corazón de la patria y tocó la canción del triunfo", consideró.
El Bolshói en Moscú








Moscovitas cerca del segundo escenario del Teatro Bolshoi. Calle Pushkinskaya. Moscú, febrero de 1942.
Foto: © Sputnik/Anatoliy Garanin
El 19 de noviembre de 1941, cuando el frente estaba solo a 30 kilómetros de la capital, los artistas teatrales que se habían quedado en Moscú abrieron la primera temporada de los años de guerra con un gran concierto en el segundo escenario.

Las actuaciones solían tener lugar durante el día, ya que por la noche interferían los bombardeos regulares y la oscuridad.

La hora de inicio de las actuaciones era una clara señal del estado de las cosas en el frente. A medida de que el Ejército Rojo se movía hacia el oeste, el telón se levantaba a horas cada vez más familiares. El teatro estaba lleno y el ambiente de euforia reinaba en la sala, a pesar de que la guerra estaba en marcha.

El escenario fue compartido fraternalmente entre la ópera y el ballet.
En cuanto a las óperas, se representaron
  • Eugenio Oneguin de Piotr Chaikovski,
  • Tosca de Giacomo Puccini,
  • La traviata de Giuseppe Verdi,
  • El barbero de Sevilla de Gioachino Rossini.
En tanto, en lo referido a los ballets dieron presente
  • La fille mal gardée de Peter Ludwig Hertel,
  • El lago de los cisnes de Piotr Chaikovski,
  • Coppélia de Léo Delibes
  • y La Bayadera de Ludwig Minkus.


En el camerino antes de la ópera de Piotr Chaikovski 'La dama de picas' en el escenario del Teatro Bolshói, 1943 // Foto: © Sputnik / Anatoliy Garanin
La ópera de Piotr Chaikovski 'La dama de picas' en el escenario del Teatro Bolshói, 1943 // Foto: © Sputnik / Anatoliy Garanin

Uno de los que comenzó su carrera en el Bolshói durante los años de guerra fue un destacado director, entre otras cosas, el ganador del Premio Grammy (1960) y Artista del Pueblo de la URSS Kirill Petróvich Kondrashin (1914-1981).

El solista de la Orquesta del Teatro Bolshói, primer violonchelo y nieto del maestro, Piotr Kondrashin habló con Sputnik sobre su abuelo y sus actividades durante la guerra.
"En otoño de 1942, Kirill Petróvich fue invitado a Kúibyshev para dirigir la orquesta del Teatro Bolshói. Tocaron la Sinfonía Nro. 1 de Shostakóvich en un concierto, y al autor realmente le gustó la interpretación del joven director. El abuelo asumió que fue Shostakóvich quien contribuyó a su invitación al Bolshói en Moscú", relató.
Piotr Kondrashin
El nieto de Kondrashin señaló que cuando su abuelo comenzó a trabajar en el Bolshói en Moscú, a fines de 1942, era el director más joven de aquella época.

"En ese momento, solo tenía 27 años. La ópera Tosca de Puccini fue su primera actuación en el teatro. Después de la interpretación, Samuil Samosud se acercó a él, lo abrazó y le dijo: 'No sabía que fueras un director tan maravilloso. Pensé que te habían nombrado por casualidad, o por la línea del partido, pero resulta que eres un director maravilloso'. Y después de esta conversación se hicieron muy amigos. Debo decir que, en realidad, Kirill Petróvich Kondrashin nunca fue miembro del partido", destacó Piotr.



1. Kirill Kondrashin, director de orquesta soviético, dirigió en el Teatro Bolshói de Moscú, ganador del Premio Grammy // Foto: © Sputnik / Mikhail Ozerskiy
2. Kirill Kondrashin, director de orquesta soviético // Foto: © Sputnik / David Sholomovich
"Más tarde, Samosud contribuyó a que mi abuelo comenzara a dirigir no solo en la filial del Bolshói [el segundo escenario], sino también en el edificio histórico. Iósif Stalin [líder soviético] iba a escuchar ópera solamente allí, lo que fue muy prestigioso", subrayó el nieto de Kondrashin.
Piotr Kondrashin
Sulamith Messerer, solista de ballet del Bolshói // Foto: © Sputnik / Anatoliy Garanin

La vida de los artistas era muy dura. La solista de ballet del Bolshói Sulamith Messerer (1908-2004) ya en los años 70 relató cómo eran las comidas de la época bélica (1941-1945) y las comparó con las comidas bíblicas.
"El teatro nos daba a todos la mitad de una barra de pan al día y una botella de vino a la semana. Y nuestras comidas se volvieron bíblicas en cierto sentido: comíamos pan y lo mojábamos en vino. Te embriagas un poco y ya estás lleno. Puedes ir a bailar en puntas", narró.

El espíritu de los defensores de la ciudad no estaba roto. En el frío y hambriento Moscú, brillaba en su interior el segundo escenario del Teatro Bolshói en la calle Pushkinskaya con brillantes y solemnes luces invisibles desde el exterior.

Grupos artísticos móviles
Las fuerzas de los solistas del Teatro Bolshói crearon 16 grupos artísticos móviles que durante los años de la guerra dieron 1.939 conciertos en el frente.


Artistas de la Orquesta del Teatro Bolshói en el frente
Foto: © Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói

En condiciones increíblemente difíciles, a menudo potencialmente mortales, los artistas curaban almas dañadas por la guerra.

La plataforma móvil principal para las presentaciones solía ser un camión con lados plegables que se convertía en el escenario para el concierto. Los escalones se hacían de cajas de madera y los espectadores de la primera fila se sentaban en un semicírculo justo en el suelo.
Bailarina de ballet N. Kuznetsova actúa frente a soldados, 1941
© Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói
Solista de la ópera Iván Kozlovski en el frente, 1942
© Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói
Solista de la ópera Antonina Ivanova. Frente sur. 1942
© Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói
Los bailarines Marina Damaeva y Borís Holfin. Frente Volkhov, 1942
© Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói
A veces, los grandes artistas consideraban importante actuar incluso solamente para una persona.

Una vez, les pidieron a los artistas del Bolshói que fueran a un hospital de campaña a visitar una enfermera que yacía allí.

Llevando a los heridos desde el campo de batalla, la joven sufrió una irreparable herida: una granada le arrancó una pierna. Soportó el dolor, pero los pensamientos sobre el futuro la volvieron loca. No quería ver a nadie, no hablaba con nadie. Los artistas fueron a visitarla y le cantaron varias canciones. Recordaron que la recompensa más valiosa para ellos había sido la mirada agradecida de sus enormes ojos grises, en los que "nuevamente se encendió la vida".
Pável Lisitsián, barítono ruso (1940) // Foto: © Sputnik / Dmitry Debabov
Pável Lisitsián en la ópera 'Eugenio Oneguin' de Piotr Chaikovski en el Teatro Bolshói // Foto: © Sputnik / Nicholas Khorunzhy
Pável Lisitsián con su hija Karina // Foto: © Sputnik / A. Vorotiynskiy



El famoso barítono ruso y solista del Teatro Bolshói Pável Lisitsián (1911-2004) estuvo desde el comienzo de la guerra hasta el año 1944 en los grupos artísticos móviles que servían a las tropas y daban conciertos en el frente.
Durante este tiempo, Lisitsián tuvo dos casos en los que, gracias a un presentimiento, logró escapar de la muerte milagrosamente y salvar la vida de los demás. Así lo contó en una entrevista con Sputnik su hija, la Artista del Pueblo de Armenia, Artista de Honor de Rusia y catedrática del Instituto Ruso de Arte Teatral GITIS, Karina Lisitsián.

"Hubo batallas terribles en Viazma [ciudad de la región rusa de Smolensk]. Las tropas se retiraban. Mi padre también se retiró con todo el Ejército. Cuando caminaban por un sendero, vieron en el suelo una maquinilla de afeitar dorada. Alguien quiso levantarla, pero mi papá gritó: '¡No la levanten de ninguna manera! ¡Un paso atrás! ¡Llamen a los zapadores!'. Llegaron los zapadores y resultó que había una bomba debajo de esa maquinilla. Si alguien la hubiera levantado, entonces habría explotado", dijo.
Karina Lisitsián
"Luego, hubo conciertos cerca de Viazma. El grupo se dividió en dos partes. Algunos se quedaron en Viazma, otros se fueron. Mi padre estaba a cargo de uno de los grupos artísticos móviles y le preguntaron: '¿Te quedas o te vas?'. Él dijo: 'No, no. Nos marchamos'. Y todos los que se quedaron murieron porque los nazis comenzaron a bombardear la casa donde estaban. Eso fue muy importante. Salvó a las personas de las que era responsable y se salvó a sí mismo. Lo recuerdo muy bien, ya que papá siempre nos lo contaba con lágrimas en los ojos", compartió Karina.

Karina Lisitsián resaltó que su padre dio muchos conciertos y cantó durante mucho tiempo.
Los artistas junto con la gente andaban por largas rutas militares hacia la victoria. Y, por supuesto, la corona de toda la actividad creativa de los grupos artísticos móviles fueron los conciertos de solistas del Teatro Bolshói en la Berlín liberada.
Concierto en el Reichstag
Al final de la guerra, en mayo de 1945, los artistas del Bolshói tuvieron el gran honor de actuar ante los soldados del regimiento, que habían izado la bandera de la Victoria sobre Berlín.



La bandera soviética sobre el Reichstag tras la derrota de las tropas nazis
Foto: © Sputnik / Evgeny Khaldey

Este fue el primer concierto de artistas soviéticos en el Reichstag. Los civiles soviéticos lucían extraños en este edificio. En la entrada del Reichstag, un soldado se acercó al artista Sergo Gotsiridze y lo llamó en voz alta: "¡Hola, Fritz! Dime, ¿dónde está el cadáver de Hitler aquí?". Sergo aturdido tuvo la respuesta rápidamente: "Oye, querido, ¡yo mismo lo estoy buscando!".
Después del concierto en el Reichstag. Despedida de los militares del regimiento que izó la Bandera de la Victoria con la brigada de artistas del Teatro Bolshói, 1945 // Foto: © Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói


Actuaron en un pasillo estrecho y lleno de camas del refugio antiaéreo. Al final del corredor, detrás del escenario había dos escaleras. Una de ellas conducía a la salida, la otra a la mazmorra. A lo largo del concierto, por esa escalera llevaban a los nazis que acababan de rendirse. En los sótanos profundos todavía se disputaba una batalla.

Caminando en fila, los alemanes por un momento se convertían en espectadores del concierto. Las canciones soviéticas sonaron dentro del edificio del Reichstag.

Más tarde, los artistas se establecieron en Berlín. Condujeron los autos desde el garaje de Joseph Goebbels —ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich entre 1933 y 1945—, dieron conciertos en el cuartel de Göring y recorrieron las ruinas de la Cancillería de Hitler.

El 8 de mayo de 1945, los artistas actuaron en Karlshorst, una localidad en el barrio de Lichtenberg en Berlín, donde se firmó el acto de la capitulación incondicional de las Fuerzas Armadas alemanas.
Y el 5 de junio tuvo lugar el último concierto de los grupos artísticos móviles del Teatro Bolshói en Alemania.
En este día, representantes de las cuatro potencias aliadas se reunieron en Berlín para firmar la declaración sobre la derrota de la Alemania nazi.
Familia de los Lisitsián: El solista del Teatro Bolshói, Pável Lisitsián, con su esposa Dagmara (abajo) y sus hijos (arriba) Karina (izq.), Guerásim, Rubén y Ruzanna (der.) // Foto: © Archivo de la familia de Pável Lisitsián

El Día de la Victoria
también es memorable para Karina Lisitsián porque ese día, el 9 de mayo de 1945, en Moscú nacieron sus hermanos, los gemelos Ruzanna y Rubén. Karina le contó a Sputnik cómo, gracias a su padre, Ruzanna sobrevivió después de una enfermedad grave.

"Cuando mamá los dio a luz en un hospital, [a Ruzanna] la pusieron en una cama donde anteriormente se habían tumbado soldados heridos. Se contagió de sepsis. Se estaba muriendo, pero papá no se rindió. Le hicieron una transfusión de sangre directa de la vena de él. Lo recuerdo muy bien, ya tenía 7 años en ese momento. Y Ruzanna mejoró. Papá le dio su sangre. Sus mejillas se pusieron rojas, comenzó a respirar normalmente y como resultado, se recuperó", reveló la hija de Pável Lisitsián.
Karina Lisitsián
Las hermanas Lisitsián siguieron los pasos de su padre y también se convirtieron en excelentes cantantes y catedráticas.
En aquellos días victoriosos de 1945, en Moscú, en el escenario del Bolshói se interpretó la ópera Cherevichki de Chaikovski.
Los fuegos artificiales del Día de la Victoria coincidieron con el entreacto.
Los espectadores y artistas se apresuraron a salir para mirar el cielo abierto. Después de cada disparo, la multitud, iluminada por los fuegos artificiales multicolores, emitía exclamaciones victoriosas.
Junto al resto, el solista de la ópera Alexéi Ivanov salió corriendo a la calle con maquillaje y el traje con cuernos y cola. El intérprete del papel del demonio gritó con entusiasmo: "¡Hurra!".
Y desde la multitud respondieron: "¡Mira! ¡Hasta los demonios se regocijan con nuestra victoria!".
La risa cubrió estas palabras humorísticas, reflejando el ambiente jubiloso de la fiesta general.
Fuegos artificiales el 9 de mayo, Día de la Victoria
Foto: © Sputnik / Vladimir Akimov
El nuevo himno de la URSS y el fracaso del asesinato de Stalin





Iósif Stalin, líder soviético, en la reunión junto con el alto mando de la URSS
Foto: © Sputnik
Banderas de la URSS y Rusia // Foto: © Sputnik / Alexandr Vilf

Uno de los eventos más importantes en la vida cultural del país en los tiempos de la guerra fue el concurso en el Teatro Bolshói para la creación de un nuevo himno de la Unión Soviética. Participaron 170 compositores, entre ellos los grandes Dmitri Shostakóvich, Serguéi Prokófiev y Aram Jachaturián. El juez era Stalin, quien personalmente elogió a la orquesta del Teatro Bolshói.

Sigue la versión completa de la historia sobre la creación de un nuevo himno de la URSS aquí.

Iósif Stalin, líder soviético // Foto: © Sputnik

El Teatro Bolshói fue uno de los pocos lugares donde Stalin aparecía en público. La inteligencia alemana decidió aprovechar esta circunstancia para eliminar al líder. En el otoño boreal de 1944, gracias a las acciones competentes de la contrainteligencia soviética Smersh (Muerte a los Espías), fue frustrado un intento de atentado. La operación pasó a la historia bajo el nombre en clave Tumán (Niebla).

Sputnik te invita a leer el artículo completo del atentado frustrado contra Stalin aquí.
Cifras y hechos
La cantidad total de sangre donada por los artistas y el personal del Teatro Bolshói para salvar la vida de los soldados soviéticos ascendió a 364 litros.
El Teatro Bolshói tomó el patrocinio del hospital No. 5016, en el que seis salas y un escenario estaban totalmente equipados por el teatro. Para los heridos y el personal del hospital, se dieron 215 conciertos.
Los artistas del Teatro Bolshói donaron sus ahorros personales para la construcción de tanques y aviones, para regalos a los soldados del Ejército Rojo y las familias de los veteranos de guerra.
En total: más de 3.300.000 rublos (unos 4.714 salarios promedios en aquel entonces).
Se distribuyeron más de 900 regalos a los heridos en varios días festivos.
La dirección del teatro, junto con las contribuciones voluntarias de trabajadores individuales, desembolsó más de 700.000 rublos (un 1.000 salarios promedios en aquella época) en todo tipo de asistencia material a los heridos.
Unas 16 brigadas de artistas teatrales fueron directamente al frente, dando 1.939 conciertos.
Llevó mucho trabajo reparar los uniformes militares: se repararon 38.000 artículos.
Se compraron bonos de préstamos gubernamentales por un valor de más de 9.500.000 rublos (unos 13.571 salarios promedios entonces).
En hospitales y unidades militares en la parte trasera se ofrecieron más de 4.500 conciertos y más de 60 actuaciones de mecenazgo.
Sputnik expresa su agradecimiento a Katerina Nóvikova, portavoz del Teatro Bolshói, a Alla Basarguiná, pianista acompañante del Teatro Bolshói y de Galina Vishnévskaya Opera Center, y a Lyudmila Rybakova, investigadora principal del Museo del Teatro Bolshói que están familiarizadas con muchos participantes de los eventos de los años de guerra y compartieron el material y los documentos originales.
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Fotos: Sputnik, Museo del Teatro Estatal Académico Bolshói
Texto y diseño: Lidia Kiseliova

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