Cada espacio está equipado con una mesa para dos o tres personas. Los camareros se visten con equipos de protección individual y sirven comida en unas tablas largas para evitar el contacto cercano con los clientes.
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Según el fundador del restaurante, el lugar ya tenía los invernaderos antes de la pandemia.
"Ya teníamos los invernaderos para usarlos en nuestros proyectos de arte, así que simplemente decidimos usarlos de esta manera y tuvo éxito", señaló Willem Velthoven.
"Es superacogedor, creo que también sería muy romántico si las parejas vinieran aquí. Tenemos una vista muy agradable. También es agradable porque no hay viento, así que sí, lo estamos disfrutando", indicó Gintare Abariunaite, una de las visitantes.
El restaurante puso a la venta las reservas en línea a partir del 20 de mayo y ya están agotadas, declaró Velthoven. "En un día reservamos 240 mesas", agregó.
La industria de restaurantes es una de las más afectadas por la crisis del COVID-19. En muchos países, los lugares públicos se vieron obligados a cerrar debido al coronavirus y solo pueden servir comida para llevar o a domicilio.