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Amazonía en llamas: la destrucción que no se acaba en tiempos de COVID-19

© AP Photo / Leo CorreaIncendio forestal en la Amazonía brasileña
Incendio forestal en la Amazonía brasileña - Sputnik Mundo
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MONTEVIDEO (Sputnik) — A pesar de que el mundo entero se vio obligado a parar con sus actividades en los últimos 50 días, la Amazonía sigue siendo destruida e incendiada por negocios ilegales e inversiones ganaderas.

Varias organizaciones ecologistas de América Latina afirman que ante el avance del COVID-19 los gobiernos no están movilizándose para fiscalizar el bosque tropical más extenso del mundo y una de las ecorregiones con mayor biodiversidad en el planeta.

Ante el avance de la deforestación y el inicio del período de quema, la catástrofe del año pasado, con masivos incendios en la Amazonía, podría volver a repetirse, incluso, con mayor crudeza.

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"Sigue habiendo un alto nivel de fuego. Los agricultores están quemando de nuevo. En Brasil, Bolivia y en otros países podría volver a reproducirse lo que pasó el año pasado. Si los masivos incendios suceden en este momento, va a ser muy difícil controlar el fuego porque en algunos países no hay movimiento y los gobiernos están concentrados estrictamente en la pandemia", dijo a Sputnik el director de Conservación del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Bolivia, Jordi Surkin.

Por su parte, el coordinador de campaña de clima y energía de la ONG ecologista Greenpeace Andino, Leonel Mingo, dijo que la Amazonía, así como también la mayoría de los bosques latinoamericanos, se ven amenazados por el avance de las deforestaciones, principalmente por las inversiones agropecuarias, ganaderas y de plantación de soja.

"Todas estas inversiones y el negocio ilegal siguen teniendo actividades en la Amazonía a pesar del COVID-19. Lo estamos viendo desgraciadamente a través del monitoreo satelital", afirmó.

El 13 de abril el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE) afirmó que las alertas por deforestación en la Amazonía brasileña aumentaron casi un 30% en marzo respecto al mismo mes del año pasado y se detectaron irregularidades en 796 kilómetros cuadrados, respecto a los 525,6 kilómetros cuadrados de 2019.

Por su parte, Mingo informó que en la zona norte de Argentina, en Santiago del Estero, Chaco y Formosa, desde el 15 al 31 de marzo se deforestaron más de 2.172 hectáreas.

"Lo que está ocurriendo no sólo es ilegal por la destrucción de bosques, sino porque también están violando la cuarentena obligatoria. Por tanto, es doblemente ilegal. Es espantoso que siga pasando", dijo Mingo.

Asimismo, Surkin dijo que las actividades ilícitas no pararon durante la cuarentena, especialmente la explotación de oro, tráfico de vida silvestre y de maderas.

¿Se puede repetir la catástrofe?

La directora del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Paraguay, Lucy Alquino, dijo que los masivos incendios del año pasado pueden volver a ocurrir.

"Además de que este año es un año muy seco, con todo lo que está ocurriendo, con las malas prácticas que se están haciendo, se puede volver a incendiar varias zonas de América Latina. Lo que pasó el año pasado puede volver a ocurrir. La gente todavía usa fuego para quemar sus pastizales, poder abrir bosques y plantar pastura para el ganado o para la agricultura", señaló.

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Por su parte Surkin señaló que Brasil y Bolivia, para los meses de marzo o abril, ya están en el "record histórico" de focos de calor a pesar de la cuarentena.

"Esa señal, junto con un proceso de casi un año de sequía, que empezó el año pasado antes de los fuegos, nos puede dar a entender de qué podría ser probable que se vuelva a dar una tragedia como el año pasado. Lo que a mí me preocupa es que el COVID-19 no se use como una oportunidad de realmente pensar en cómo podemos tener una Amazonía diferente, donde la naturaleza esté en el centro del desarrollo que genera empleo, bienestar y que ayude a mantener a la gente sana", reflexionó.

Zonas amazónicas en varios países sudamericanos, como Bolivia y Brasil, y áreas de transición de la selva como en Paraguay, han sido arrasadas por el fuego desde agosto del año pasado.

La Amazonía alberga a más de 34 millones de personas, incluidos pueblos en aislamiento y provee cerca del 20 por ciento del agua dulce al planeta.

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