Apenas 3.300 habitantes viven en una de las 21 islas e islotes que conforman el archipiélago, y la mayoría subsisten del turismo.
Los turistas fueron muy probablemente quienes llevaron el virus a la isla; un estudio apuntó al pequeño aeropuerto como el foco inicial.
La primera medida no fue original: cortar los vuelos que unen Noronha con el Brasil continental e implantar un estricto aislamiento. La isla quedó aún más apartada del resto del mundo, pero ya era tarde, el virus había entrado en el paraíso.
El 17 de abril, las autoridades decretaron estrictas medidas de aislamiento social, con vigilancia policial, e idearon un creativo sistema para permitir la circulación puntual: los vecinos reciben por internet un formulario para inscribirse y explicar qué día y a qué hora quieren salir del confinamiento y por qué.
La petición es evaluada por el gabinete del administrador de la isla, y en caso de que sea permitida, la persona recibe una autorización digital, vía SMS.
"Tenemos una guardia de 24 horas para responder a esas peticiones, además del link de Internet, cuatro líneas telefónicas de asistencia social se encargan de esa atención", explicaba estos días a la prensa local el administrador de Noronha, Guilherme Rocha.
Para salidas de emergencia como ir al médico no se necesita rellenar el formulario, pero nada de pensar en darse un chapuzón en las playas desiertas, ahora más tranquilas y apetecibles que nunca. La bahía de Sancho, por ejemplo, fue elegida "la mejor del mundo" por el portal TripAdvisor en 2014, 2015, 2017 y 2019.
Fernando de Noronha tiene algunas particularidades: el abastecimiento es más complicado, y aunque de momento no falta comida, se creó un grupo especial de 40 pescadores voluntarios que suministran un promedio de 300 o 350 kilos de pescado en cada salida.
Las familias beneficiadas reciben cada una 2,5 kilos de pescado, y las autoridades colaboran sufragando el combustible para la decena de barcos que salen en días alternos a pescar.
De momento, la isla no cuenta con ningún fallecido por COVID-19, y contabiliza 28 casos confirmados, de los cuales 12 ya se recuperaron, pero ¿qué pasaría si alguien requiere internación?
La isla cuenta con un pequeño y humilde hospital de apenas 12 camas. Ahora se está construyendo un hospital de campaña que podría albergar a otras 12 personas, pero que tampoco tendrá ninguna unidad de cuidados intensivos.
✈📎 🎥 Subir a un avión no será lo mismo: cómo y cuándo podremos viajar
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) April 27, 2020
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Para los casos graves se prevé el traslado a Recife, capital del estado de Pernambuco, a 542 kilómetros de distancia, en una aeronave de salvamento del Gobierno estadual, ya que el aeropuerto está cerrado desde mediados de abril.
El paraíso, mientras tanto, espera para reabrir sus puertas.