El cielo de las ciudades se vuelve azul y despejado en tiempos de COVID-19

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MONTEVIDEO (Sputnik) — A pesar del dolor y la muerte que acecha en varias ciudades del mundo, los tiempos del coronavirus están enviando un nuevo mensaje a la sociedad: en estos últimos 40 días las personas que viven en las grandes ciudades latinoamericanas vieron algo realmente fuera de lo común: un cielo azul, claro y despejado.

Las grandes metrópolis, acostumbradas a su bruma gris característica, comenzaron a llenarse de colores y experimentaron una gran mejora en la calidad de su aire.

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"Si hay algo positivo que podemos sacar de esta cuarentena en términos ambientales es que la naturaleza le demostró al ser humano que, si deja de contaminar, en muy poco tiempo vuelve a su equilibrio natural; esta disminución de los gases en la atmósfera, este aire más puro que respiramos, esta limpieza en los ríos y en los mares, fueron solo producto de un parate de 40 días de contaminación, imagínese lo que podría pasar si la humanidad decidiera cambiar de rumbo definitivamente", dijo a Sputnik el coordinador de campaña de clima y energía de la ONG ecologista Greenpeace Andino, Leonel Mingo.

Por su parte, la directora del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Paraguay, Lucy Alquino, dijo a Sputnik que a partir de la cuarentena hay un cambio radical en el ambiente latinoamericano: se pueden observar las montañas en ciudades como Santiago de Chile o Quito, el canto de las aves y algunos mamíferos y vertebrados mayores cambiaron su comportamiento.

Calidad del aire

Mingo explicó que esta cuarentena provocó una "disminución importantísima" de los gases contaminantes en las grandes ciudades latinoamericanas y del mundo.

Los gases contaminantes son el dióxido de nitrógeno, de azufre y de carbono.

Estos gases se emiten principalmente en las grandes ciudades por la combustión de los motores de los automóviles, de los colectivos, de los camiones y de los aviones, explicó Mingo.

"Los cielos se ven mucho mejor y el aire que se respira en las grandes ciudades de Latinoamérica deja de oler mal, esto es debido al dióxido de azufre que se emite en la combustión de los automóviles, que genera un olor feo al que desgraciadamente uno se acostumbra, pero ahora que se frenó, el aire se siente distinto, es más puro y más sano", afirmó.

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Durante el mes de marzo, un relevamiento de parámetros de contaminación atmosférica realizado por la Secretaría de Ambiente de la Ciudad de Buenos Aires registró que las partículas contaminantes que respiran los porteños se redujeron a la mitad.

Según un estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo, todos los países de América Latina están mostrando una reducción de la concentración de contaminantes del aire; sin embargo, los que más presentan esta tendencia son los que aplican la cuarentena total.

En algunas ciudades, como Río de Janeiro, hay disminuciones marcadas en la concentración de dióxido de nitrógeno.

En otras, como Santiago de Chile, Ciudad de México, y Sao Paulo los cambios son menos pronunciados.

Reflexiones

Mingo y Alquino dijeron a Sputnik que durante este momento de cuarentena es necesario que las sociedades reflexionen sobre lo que va a pasar después de que se logre vencer al virus.

"En el momento que se levante la cuarentena toda la contaminación va a volver a los valores anteriores. Por eso desde Greenpeace lo que queremos resaltar es que no es necesario pasar por una cuarentena para respirar aire puro y tener ríos limpios; es urgente que la sociedad tome conciencia ahora", afirmó Mingo.

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Alquino sostuvo que la sociedad no debería volver a vivir como lo hacía antes, ya que "el cambio climático es la próxima gran catástrofe y el gran problema planetario".

"El COVID-19 es solo un pequeño depredador delante del gigante que nos está cayendo encima: el cambio climático y sus consecuencias. Tenemos que meditar qué quiere decir esta pandemia para el mundo", reflexionó.

Sostuvo que actualmente los seres humanos están enfrentando las consecuencias del cambio climático, como las sequías extremas, las tormentas, inundaciones o la aparición de nuevos virus o bacterias.

"Las nuevas enfermedades suceden porque invadimos los territorios de otros animales. Además del coronavirus, el dengue, la chikungunya, el zika, la fiebre amarilla, entre otros, aparecen por cómo hemos tratado a nuestro medio ambiente. Es un tiempo para reflexionar profundamente", sentenció.
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