Estos son los experimentos más difíciles de aislamiento a los que fueron sometidos los voluntarios de varios proyectos espaciales:
Todo por un Marte artificial
El experimento internacional Mars 500 albergó a seis participantes, Alexéi Sitev, Alexandr Smolevski, Sujrov Kamolov, Romain Charles, Diego Urbina y Yue Wang, quienes realizaron una especie de ensayo de vuelo al planeta rojo que requería un aislamiento de más de un año.
Cada uno podía llevar consigo solo algunos objetos personales, pues durante el experimento no tuvieron tiempo de aburrirse porque debían superar más de 100 pruebas a las que fueron sometidos incluyendo el impacto de aislamiento prolongado en el organismo humano. Al concluir el experimento, los participantes confesaron que no fue fácil al principio pero consiguieron aliviar la tensión psicológica con juegos al "regresar a casa".
Vivir en un volcán
Unos años después, la NASA replicó el experimento de Mars 500 con la diferencia de que el espacio de aislamiento se realizó en la ladera de uno de los volcanes hawaianos extintos Mauna Loa donde los voluntarios pasaron un aislamiento completo de cuatro, ocho y doce meses.
Cada participante contaba con un sensor especial que medía el nivel de estrés, tono de voz, y la distancia física con otros participantes, lo que permitía registrar las situaciones de conflicto que no pudo evitarse a pesar de que los voluntarios fueron seleccionados cuidadosamente. No obstante, se lograron manejar las situaciones de conflicto con ayuda de la realidad virtual que permitió transportar a los voluntarios a las orillas del mar o una selva tropical para controlar sus niveles de estrés.
Una Luna solo para mujeres
El año 2015 seis mujeres rusas, funcionarias del Instituto Médico Biológico de la Academia de Ciencias de Rusia, participaron en el proyecto Luna 2015 y pasaron ocho días de aislamiento estricto en el mismo lugar donde se llevó a cabo el proyecto Mars 500, pero en un espacio más reducido y sin duchas.
Una vez concluido el experimento, las participantes admitieron que uno de los momentos más difíciles psicológicamente para ellas fue la inesperada prolongación del experimento un día más.
Extremadamente juntos
El proyecto estadounidense Biosphere-2 que duró de 1991 a 1994 en el desierto de Arizona y tenía por objetivo saber si el ser humano sería capaz de vivir y trabajar en un sistema ecológico cerrado y reducido a siete bloques, para lo cual los científicos crearon un espacio con secciones reducidas que contaban con un bosque tropical, un desierto, una sabana y hasta un pequeño océano con una composición química inusual.
En un segundo intento de continuar con el experimento, los científicos se quedaron sin dinero para el proyecto haciendo que este finalmente fracasase.
No obstante, Rusia realizó un proyecto similar organizado por funcionarios del Instituto de Biofísica de Krasnoyarsk de la filial siberiana de la Academia de Ciencias en 1972 y 1973 que tuvo bastante éxito, pues lograron construir un complejo BIOS-3 que simulaba un sistema ecológico cerrado y los voluntarios experimentaron una etapa de aislamiento que duró 180 días.