El coronavirus acerca la fauna a las ciudades y le da otra chance a la ecología

© REUTERS / Rebecca NadenUna panda roja (imagen referencial)
Una panda roja (imagen referencial) - Sputnik Mundo
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MONTEVIDEO (Sputnik) — Una de las imágenes más comentadas durante el confinamiento mundial por causa del coronavirus, causante de la enfermedad COVID-19, es la de animales de todo tipo deambulando por ciudades vacías.

La falta de ruido, de luces y de autos animó a muchas especies a avanzar sobre los ejidos urbanos, generando postales que no son tan novedosas para quienes habitan pueblos o pequeñas ciudades de América Latina, pero sí para quienes viven en las grandes urbes.

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Tal es el caso de Santiago de Chile, cuyos habitantes presenciaron en cadena televisiva, días atrás, el paseo de un joven puma silvestre que, según se cree, descendió de los cerros Manquegüe o San Cristóbal.

"Probablemente, no lo descartamos, este individuo [por el puma] bajó y se acercó a la ciudad a raíz de que no había movimiento humano y se sintió con la libertad de seguir explorando", dijo a la prensa, ataviado con un tapabocas, Marcelo Gianonni, director regional del Servicio Agrícola y Ganadero de Chile, oficina encargada de capturarlo.

Desorientado y claramente asustado por la presencia de vehículos y de la policía, que escoltó su gira nocturna por las comunas más exclusivas de la ciudad, el felino consiguió refugio al alba en el jardín de una casa, luego de saltar un muro con un pequeño esfuerzo.

"Se metió debajo de uno de los vehículos nuestros", dijo Cristián García, el propietario de la finca que involuntariamente dio asilo al animal, finalmente tranquilizado de un disparo.

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La excursión no le salió gratis al puma que, a partir de ahora, llevará un collar con geolocalización y será la estrella de un programa oficial de monitoreo de medio ambiente.

Tal como sucedió con el puma en Chile, otros casos se conocieron alrededor del mundo y otros tantos fueron noticias falsas o exageradas, o simplemente producto del desconocimiento.

"Las ciudades no están vacías, siguen llenas de gente, en todo caso bajó el tránsito y siguen habiendo perros ladrando, algo que atemoriza a los animales silvestres", afirmó a Sputnik el científico Justo Herrera, investigador de plantas medicinales en el argentino Parque Nacional Iguazú de Misiones (noreste), quien se muestra escéptico de algunas apariciones.

El especialista asegura que en las ciudades chicas una vez al mes hay animales que atraviesan las ciudades.

"Un animal que es muy arisco no puede cambiar de conducta de un día al otro", afirmó.

Para Sergio Ilchuk, guardaparque de la misma provincia, "aquí es cuando empezamos a entender que nuestra presencia automáticamente repele a otros seres y, en el caso de los parques, a la fauna autóctona".

"Es un proceso que se va a ir dando paulatinamente, se van a ver más avistajes (sic), se va a poder interpretar mejor a la fauna y a través de ello aprender como es el comportamiento de las mismas en lugares modificados por la presencia del humano", define Ilchuk.

El guardaparque da cuenta de coatíes, zorros y hasta pumas en el ejido urbano de la ciudad de Oberá, "algo que no se daba desde hace años".

Pandemia ambiental

El naturalista argentino Claudio Bertonatti explica que en los alrededores de las ciudades existen numerosos ecosistemas naturales con animales silvestres y que otros factores como el tráfico, las inundaciones y tormentas, y la reinserción de plantas nativas, acerca a las urbes numerosas especies que no estamos acostumbrados a ver.

"Si el nivel de disturbio disminuye (ruido, contaminación, ocupación humana, tránsito vehicular, etc.) esa fauna tendrá condiciones más favorables para "salir", coincidiendo con el prudente encierro que exige una cuarentena ante una pandemia", afirma.

Sin embargo, Bertonatti entiende que "esas imágenes pueden generar una falsa sensación de que cuando el hombre y la mujer se retiran la naturaleza vuelve a ser lo que fue y eso no es así, porque el humano genera una especie de disturbio que ya provocó desapariciones de especies".

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"Esta situación en la que somos nosotros los que estamos en cuarentena nos permite darnos cuenta de que si nos relacionamos de una manera menos contaminante, tenemos la oportunidad de convivir con una biodiversidad que no estamos acostumbrados a ver", agrega.

Y espera que la humanidad muestre la misma capacidad de reacción que tuvo con el coronavirus, para parar "la pandemia de la estupidez" que nos lleva a una crisis ambiental global.

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