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La luz que no se apaga: las farmacias españolas reclaman su sitio durante la pandemia

© REUTERS / Jon NazcaUna farmacia en España (imagen referencial)
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Las farmacias se organizan en los barrios para cuidar de los más mayores y detectar casos de maltrato. Las boticas pasan a ser puntos neurálgicos de una sociedad que se mantiene a distancia de seguridad. No obstante, los farmacéuticos denuncian la ineficacia y abandono del Gobierno de España.

Las calles atestadas se han convertido en pavimento despejado y recién desinfectado. El único indicio de actividad en miles de barrios del país es una luz verde que parpadea: la cruz de la farmacia que no se apaga. Es el lema con el que cerca de 4.000 farmacias andaluzas colaboran como "dique de contención" contra el coronavirus.

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El cuerpo de farmacéuticos es una extensión de la red sanitaria en los barrios.

"Somos un eslabón que conecta con los vecinos, la iniciativa de involucrarnos en la campaña contra la pandemia surge de las propias farmacias. Nosotros ya lo hacíamos, estar en contacto con nuestros pacientes es nuestra razón de ser", explica Mercedes, del establecimiento del barrio de Bami en Sevilla.

"Somos un servicio indispensable, no solo en las ciudades sino en muchos pueblos de zonas rurales o en la sierra", cuenta Ernesto Cervilla, miembro del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. "Es estos momentos damos un servicio de consejos e información veraz y real que la sociedad necesita y que contrarrestan todo el alarmismo de medios de comunicación y redes sociales".

La farmacias andaluzas han creado un protocolo para cuidar a los más vulnerables. La entrega a domicilio beneficia a personas solas, de movilidad reducida o enfermas, así como a los más mayores y vulnerables. "Se trata de llevar el medicamento a los hogares para evitar desplazamientos por las calles que se puedan evitar", explica Cervilla.

Además, los farmacéuticos llaman y controlan a las personas mayores del barrio, son clientes con los que se tiene un contacto periódico por sus necesidades médicas. "Si vemos que faltan o que tampoco vienen sus hijos o su familia a por sus recetas pues se les llama por teléfono", anota Cristina, que despacha en Reina Mercedes, zona universitaria de Sevilla, pero también con mucho vecindario anciano. Si no hay respuesta y la ausencia es prolongada, los farmacéuticos contactan con el 112 para que procedan a un control más minucioso.

Las farmacias son uno de los pocos establecimientos que no cierran o han visto alterados sus horarios. Cristina y su compañera Patricia trabajan este Jueves Santo en Reina Mercedes, "solo por las mañanas se nota algo de movimiento, pero a partir de las 15 horas no hay ni un alma".

Ambas comparten las experiencias de lidiar con la COVID-19 tras la mampara protectora.

"Al principio se notaba muchísima histeria, la farmacia parecían las rebajas, estaba llenísima de gente" cuenta Patricia, "y se notaba desesperación, se compró de todo y en cantidades industriales. ¡Una señora se llevó 40 euros en kleenex!".

Otras compras compulsivas han sido más problemáticas. Otro de los incesantes bulos de curas contra la pandemia aludía a la hidroxicloroquina, contenida en el medicamento Dolquine, "una circular del Colegio de Farmacéuticos nos indicó que dejáramos de vender porque había peligro de desabastecimiento para los que de verdad necesitan este medicamento, ya solo lo vendemos a quien tiene tratamiento crónico".

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Ambas saludan por su nombre a los clientes que de uno en uno entran. Se nota que hay menos prisas y más ganas de conversar, aunque esta cordialidad es nueva.

"Las primeras semanas fue más agobiante. Todo el mundo nos preguntaba a nosotras como si tuviéramos todas las respuestas. También nos abroncaban por no tener mascarillas y guantes, fue muy desagradable", señala Patricia.

Desnudos antes el riesgo, aún faltan medios

No tienen mascarillas, guantes o geles. Los profesionales recuerdan que son los que están al pie del cañón. En el gremio han escocido bastante las consideraciones del portavoz científico para COVID-19 Fernando Simón. El 23 de marzo, en rueda de prensa, consideró que los riesgos de los farmacéuticos al contagio eran similares a los de trabajadores de supermercado, lo que provocó una enorme respuesta del colectivo.

"No confiamos en ninguna ayuda por parte del Ministerio, los EPIS llegarán cuando se haya pasado el virus", lamenta Patricia, farmacéutica de Sevilla.

"Fueron unas declaraciones desgraciadas. El gobierno nos ha dejado abandonados. Las medidas con las que contamos, mamparas de metraquilato, las han montado las farmacias", comenta Cervilla que es además Presidente del Colegio Farmacéutico de Cádiz, "nuestra demanda principal siguen siendo mascarillas y test rápidos, que se nos considere sanitarios ya que estamos en contacto con problemas de salud."

Los números respaldan sus reclamaciones. En Andalucía, a mediados de semana se confirmó la primera muerte de un técnico farmacéutico en Loja (Granada). Las boticas andaluzas registran 51 profesionales graves. Según el Consejo Andaluz de Colegios de Farmacéuticos en una semana ha aumentaron en  un 76 % los profesionales infectados. Hasta el pasado 7 de abril eran 9 fallecidos y 459 ingresados en el gremio en toda España.

El malestar por el abandono del gobierno al colectivo farmacéuticos les ha llevado a promover una mayor visibilidad, contando con el apoyo de Joaquín, futbolista del Real Betis, para ello.

Un rol inesperado en la lucha de género: #mascarilla19

La policía local de Granada detuvo a una mujer en la calle el pasado día 8. Iba a la farmacia para pedir auxilio.

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El confinamiento ha tenido otra terrible consecuencia en muchos hogares. Mujeres maltratadas se ve obligadas a convivir las 24 horas del día con su agresor y en gran medida pierden el contacto con el exterior. La Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género alerta de una subida del 12% en llamadas al 016 y del 269%, en las consultas online durante la cuarentena. Ahora las mujeres víctimas cuentan con otra vía de escape: las farmacias. 

El Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) y el Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos han creado un protocolo de detección de maltrato. Cada vez que una mujer quiera denunciar, puede acudir a la farmacia y usar la clave 'Mascarilla 19' en alguna de las 3.878 farmacias andaluzas, éstas contactarán con el 112. 

Laura Fernández, directora del IAM asevera que tienen que "buscar estrategias para acercarse a las víctimas de violencia de género y, a través de los servicios de farmacia, tener un potente aliado que nos va a servir de puerta de entrada". De hecho, tres mujeres han recurrido ya este protocolo para pedir auxilio.

Esta iniciativa forma parte del nuevo rol de las farmacias.

"Somos un punto de encuentro importante", explica Cervilla, "ahora que las personas evitan acudir a urgencias o los centros de salud que están colapsados, cada vez más acuden a nosotros buscando una primera atención".

Cuando la normalidad vuelva nuestra sociedad —sea como sea esa nueva normalidad— las farmacias habrán renovado su relación con gran parte de los ciudadanos, a pesar del ninguneo que los Colegios de Farmacéuticos denuncian por parte del Gobierno.

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