En el centro de casi todas las galaxias del universo hay un agujero negro supermasivo que absorbe enormes cantidades de materia y arroja una increíble cantidad de radiación.
Los agujeros negros más grandes y hambrientos son los cuásares, los objetos más activos del universo. Unos chorros de gas y plasma se liberan desde el centro del agujero negro y se aceleran a enormes velocidades.
Utilizando datos del telescopio espacial Hubble, los astrofísicos de la Universidad Politécnica de Virginia (EEUU) concluyeron que la potente emisión del cuásar podría detener la formación de estrellas en la galaxia.
Según la investigación, publicada en la revista Astrophysical Journal, los cuásares con potente radiación aparecen cuando se acumulan unas enormes cantidades de gas tras la colisión de las galaxias. Expulsado del agujero negro en forma de chorros, este gas se calienta hasta 1.000 millones de grados y luego comienza a brillar.
Como un tsunami, los flujos de gas se extienden por el disco de la galaxia, barriendo furiosamente el material del que podrían formarse nuevas estrellas. Mientras tanto, el cuásar se apaga y la propia galaxia deja de formar estrellas.
"Estos flujos son cruciales para comprender el proceso de formación de las galaxias. Expulsan cientos de masas solares de material cada año. La cantidad de energía mecánica que llevan estas corrientes es varios cientos de veces mayor que la luminosidad de toda la Vía Láctea", explica el profesor Nahum Arav, uno de los autores de la investigación.
El estudio mostró que la radiación del agujero negro empuja el gas y el polvo más lejos de lo que se pensaba y se produce un tsunami galáctico. Según los autores, el efecto observado explica por qué los científicos no han logrado hasta ahora detectar un gran número de grandes galaxias fuera de la Vía Láctea. Probablemente, los tsunamis de cuásares crean una mancha de luz que no permite ver las galaxias.
"Cualquiera que sea testigo de este proceso verá un fantástico espectáculo de fuegos artificiales", asegura Nahum Arav.
Tanto los astrofísicos teóricos como los astrónomos observadores han sospechado durante mucho tiempo que existe un proceso físico que detiene la formación de estrellas en las galaxias masivas, pero la naturaleza del proceso era un misterio. Este estudio muestra que este tipo de potentes flujos de cuásares deben haber sido difundidos en el universo temprano.