"Vamos a aplicar una restricción temporal de todos los viajes que no sean imprescindibles y que se realicen desde terceros países", anunció en rueda de prensa.
Esta medida no se aplicará a residentes de países europeos del espacio Schengen que se dirijan a su lugar de residencia, así como a los españoles que vuelvan de España, además de personal diplomático, médico o transportistas.
La restricción a viajes no imprescindibles se hará conforme a lo que acordaron los países miembros de la Unión Europea en el último Consejo Europeo.
Además, el estado de alarma y el confinamiento de la población se alargará otros 15 días, hasta el 11 de abril inclusive, anunció Sánchez.
Esta medida tendrá que contar con el aval del Congreso de los Diputados, aunque las principales fuerzas de la oposición ya anunciaron que apoyarán al Gobierno en las medidas para frenar el coronavirus.
Entre otras nuevas medidas está la ampliación de las acciones del Ejército, que se dedicarán también al traslado de enfermos y material y a la construcción de infraestructuras críticas como los hospitales de campaña.
En los últimos días, los militares se dedicaron a tareas de desinfección de potenciales focos de contagio y de asistencia a las personas sin hogar, además de participar en la habilitación de zonas medicalizadas improvisadas.
El Gobierno también dotará a los ayuntamientos de recursos dedicados al reparto a domicilio de comida y productos esenciales como medicinas a personas de colectivos de riesgo como ancianos o enfermos.
"Las medidas que estamos tomando son durísimas y estaremos atentos a lo que nos dicen los expertos para mejorar en la medida de lo posible", aseguró el presidente del Gobierno.
Pese a tratarse de acciones "drásticas e incómodas" para el conjunto de la población, que afronta un confinamiento de un mes de duración, Sánchez explicó que son "medidas efectivas" según los expertos.
"Se aproxima una ola muy dura, vienen días difíciles que pondrán al límite nuestra capacidad material y moral", subrayó el presidente español.
España es actualmente el tercer país del mundo con más contagios por COVID-19, por detrás de China e Italia.
Solo operan los negocios que ofrecen servicios de primera necesidad y los ciudadanos están obligados a mantenerse en aislamiento en sus casas.
Para paliar los efectos de esta parálisis en la economía, Pedro Sánchez anunció un plan de choque que movilizará 200.000 millones de euros para mitigar las consecuencias derivadas de la crisis en ciudadanos y empresas.
Estas pruebas permitirán agilizar la detección del virus en enfermos, con prioridad en los casos graves, aunque la intención del Gobierno es que lleguen a toda la población y se puedan diagnosticar también los pacientes leves.