"Brasil tiene total capacidad de producción, total capacidad de abastecer a todo el país e incluso de prestar a otros países", dijo el ministro en rueda de prensa.
Ese medicamento se comercializa normalmente para pacientes de malaria, lupus y artritis reumatoide, y según el ministro, desde febrero el Gobierno brasileño ya está pendiente de los indicios que indican que podría ser útil para combatir el COVID-19.
En su opinión, no sería un problema producirlo en masa porque instituciones públicas como el Instituto Oswaldo Cruz y laboratorios privados ya lo hacen; el presidente Jair Bolsonaro anunció el 21 de marzo que el laboratorio químico del Ejército empezará a producirlo en breve.
No obstante, Mandetta precisó que no está claro que el medicamento fuera decisivo para curar a las personas que podrían haberse beneficiado de sus efectos, y que el Gobierno aún está estudiando el protocolo para definir quién debería usarlo, cada cuántas horas, etc, pero adelantó que seguramente sería únicamente para pacientes internados.
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Además, advirtieron que en la región amazónica (donde existe mucha malaria) hay personas que lo están usando de forma preventiva contra el coronavirus, lo que podría ser peligroso por los efectos colaterales que genera, como sordera o lesiones hepáticas.
El ministerio actualizó los datos sobre la incidencia del SARS-CoV-2 en Brasil: de momento son 25 muertos y 1.546 personas contagiadas.