Son las 8.20 de la mañana. En el patio del hospital M.G. Vannini de Roma los voluntarios explican a los que acaban de llegar que, de momento, no pueden aceptar nuevas personas.
Los voluntarios ofrecen a todos los que vienen galletas y una taza de café expreso.
"Eso que ponen en Internet, que no puedes comer nada antes de donar, no es verdad", explica la voluntaria Roberta. "Al contrario, es mejor desayunar con algo ligero. Lo importante es no consumir productos lácteos, porque las sustancias que contienen destruyen las bolsas de plástico en las que se recoge la sangre".
Emergencia de donaciones de sangre
Ya el 7 de marzo el Centro Nacional de Sangre y las asociaciones de voluntarios de sangre lanzaron la alarma: "Desde hace días se registra una caída de donaciones de sangre en toda Italia, debida en primer lugar al miedo del coronavirus. Si se mantiene la tendencia, se corre el riesgo de graves repercusiones sobre los cuidados que necesitan más de 1.800 pacientes al día".
Las autoridades precisaron que, a pesar de las restricciones sobre la circulación de las personas a causa de la cuarentena, el hecho de ir a los puntos de recogida de sangre es un motivo válido para salir de casa.
Los medios italianos relanzaron el llamamiento a finales de la semana pasada. Y la gente acudió en masa a los puntos de recogida.
"En los últimos días mucha gente vino a donar sangre", dice a Sputnik el voluntario Vasile.
En sus palabras, el aflujo masivo de gente ahora puede crear una falta de donadores de sangre dentro de dos o tres semanas: "Los varones pueden donar cada tres meses, las mujeres cada seis meses. Si todos se presentan ahora, después no habrá a quien sacar sangre".
Acto de conciencia cívica
"Es estimulante ver a todas estas personas que vinieron a donar sangre en una situación difícil", dice Elena, una mujer de media edad. "Dono sangre desde pequeña. En los últimos meses no lo hice, pero ahora que surgió esta necesidad, me daba vergüenza quedarme en casa".
Una señora que pasó más de dos horas en la cola baja decepcionada de la furgoneta.
Los voluntarios tratan de consolarla: "Agradecemos su gesto, pero para los que donan sangre por primera vez el límite de edad es de 60 años, nosotros no podemos hacer nada".
Mientras tanto, los voluntarios recuerdan a los donadores en espera que hay que mantener la distancia interpersonal de un metro: "Por favor, pónganse en cola en la rampa de acceso al hospital".
La doctora Simona que está dentro de la furgoneta explica a Sputnik: "Desafortunadamente, el coronavirus modificó la modalidad habitual de sacar sangre. En tiempos normales, acogemos a cuatro personas a la vez, pero ahora aquí no deben entrar más de dos personas, para que se respete la norma sobre la distancia interpersonal".
"No, normalmente no tenemos tanta gente", responde la enfermera Chiara a la pregunta de Sputnik. "A veces en las tres horas que estamos aquí pasan dos o tres donadores, nada más. La sangre hace falta siempre".
Una vez que la operación de extracción de 450 mililitros de sangre ha terminado, Chiara sube lentamente el sillón y a cada fase pregunta a los donadores, cómo se sienten: "Puedes marearte, si te levantas demasiado rápidamente. Hoy no levantes cosas pesadas, ni hagas ejercicios físicos".
Los voluntarios hacen sentar en una silla desplegable a los que bajan de la furgoneta y vuelven a ofrecerles tentempiés.
Para los próximos días el problema de la sangre en Italia parece estar resuelto.
Lo importante es que no falte dentro de un par de semanas, como advierten los voluntarios.