Actualmente, la región de Lacio, a la que pertenece la ciudad y que tiene casi seis millones de habitantes, cuenta con 125 contagiados con el coronavirus, que representan poco más del 1% del número total de los casos positivos registrados en Italia.
Este 9 de marzo el director del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Instituto Superior de Sanidad, Giovanni Rezza, advirtió que "en Roma el virus ya está empezando a circular, aunque las cadenas de transmisión todavía son pequeñas".
Aprovechando el aire de primavera
Por lo tanto, la población romana parece haber percibido con comprensión el cierre total de las actividades comerciales que el Gobierno dispuso este 11 de marzo para prevenir que el contagio se expandiese en la capital.
Los lugares más emblemáticos de la Ciudad Eterna, como la Plaza de España, la Plaza Navona o la Fontana de Trevi, están despoblados, pero en los parques y en los barrios periféricos no falta la gente en las calles, provocando la crítica de algunos usuarios de las redes sociales.
"Hoy en los parques de Roma parecía que era el lunes [9 de marzo] de Pascua", escribe con desaprobación en su cuenta de Twitter un habitante de la capital.
"Hay gente que camina y pasea, que corre, que habla de manera animada sin mascarilla. Somos inconscientes", se indigna una joven romana en un tuit.
Circulacion regular en periferia
Prenestino-Labicano es un barrio popular que se encuentra en el este de Roma.
Este 12 de marzo las calles están tranquilas, aunque el panorama de tiendas, bares, restaurantes, y peluquerías cerrados en un barrio donde normalmente pulula la vida, parece bastante insólito.
Los autobuses y el metro funcionan normalmente, aunque los pasajeros son pocos.
Los conductores de los autobuses tampoco llevan mascarillas, sin embargo, en los cristales de los vehículos hay carteles que invitan a los pasajeros a usar tan sólo las puertas centrales y posteriores para subir y bajar.
No se ven ni policías, ni carabineros, nadie impide la libre circulación de la gente por el barrio.
Tranquilos, pero manteniendo la distancia
Delante de los cajeros automáticos los clientes se disponen en colas a unos metros de distancia uno del otro.
En los supermercados hay poca gente, pero delante se forman largas colas y los guardianes controlan que los consumidores mantengan la distancia de un metro entre sí para evitar el posible contagio.
Este 9 de marzo por la tarde, tras la introducción de la cuarentena en todo el territorio nacional, en Roma, igual que en varias otras ciudades italianas, la gente se precipitó a los supermercados para hacer reservas de productos alimenticios, pero el Gobierno se apresuró a asegurar a la población que los suministros seguirían llegando puntualmente, con lo cual se evitó el pánico.
Prenestino-Labicano no es un barrio turístico, pero, al mismo tiempo, hay muchos inmigrantes, sobre todo, de Bangladés, con lo cual aquí abundan tiendas y servicios gestionados por personas oriundas de este país.
"No hay por qué preocuparse, seguimos recibiendo suministros y seguramente no se producirá ningún déficit de productos", asegura a Sputnik un vendedor bangladesí, que también considera superfluo el uso de la mascarilla.
De hecho, parece que las mascarillas y el gel desinfectante son los únicos productos que sí se convirtieron en deficitarios.
En casi todas las farmacias se puede ver un cartel que informa que no los hay.
Algunas farmacias aprovecharon la situación, empezando a producir ellas mismas frasquitos con gel desinfectante y vendiéndolos a un precio mucho más elevado respecto a los tiempos normales.
En un solo día, Italia contabilizó 196 decesos, para alcanzar un total de defunciones desde el inicio de la epidemia de 827 personas. Con 10.590 contagiados con el coronavirus, de cualquier modo la situación está lejos de la normalización aún.