Todo depende de su composición y de las instrucciones de conservación del fabricante, precisa la experta. Mientras que unas bebidas solo pierden su sabor y no representan un peligro para nuestra salud, otras pueden influir negativamente en el sistema digestivo e intoxicarnos.
Productos lácteos
Todos sabemos que la leche de vaca suele echarse a perder cuando pasa mucho tiempo fuera de la nevera. Eso se debe al rápido crecimiento de los microorganismos con proteínas a temperatura ambiente.
Entre otros productos, Rosa María Urdiales destaca también las bebidas fermentadas: el kéfir de agua y la kombucha. Cuando se conservan en un frigorífico, la fermentación y la acumulación de carbono se ralentizan. Pero, advierte Urdiales, si una bebida probiótica pasa mucho tiempo a temperatura ambiente, incluso puede explotar.
Zumos y néctares
El problema del zumo cuando no está en la nevera es que crecen las levaduras, así que es aconsejable guardarlo en el frigorífico una vez está abierto. Urdiales precisa que incluso en este caso los zumos recién exprimidos pueden durar solo un par de días, mientras que los néctares aguantarán unos cuatro o cinco días debido a la gran cantidad de azúcares añadidos.
El alcohol
Rosa María Urdiales explica que no pasará nada malo para la salud si olvidamos las bebidas alcohólicas en la mesa. La cerveza y el vino también son productos fermentados, pero el alcohol ayuda a protegerlos de las bacterias. Lo único que puede estropear la cerveza o la sidra es la pérdida del gas que las vuelve más sabrosas. Además, las propiedades de los licores de alta graduación no representan ningún peligro si están bien tapados.
Agua
Te puede sorprender que incluyamos al agua, pues, como solemos pensar, se puede seguir bebiendo a cualquier temperatura durante mucho tiempo. Sin embargo, si has visto alguna vez el fondo de la botella de color verde ya sabes que este líquido también puede sufrir cambios en su composición química. Urdiales explica que esto pasa debido al crecimiento de algas. Así que el consejo general es no dejar agua abierta al aire libre durante mucho tiempo.