Estos días lo arropó desde la galería pública en la etapa inicial del juicio contra la petición de extradición cursada por Estados Unidos. Narváez comparte con Sputnik su valoración del proceso judicial contra el periodista australiano.
"He sido bastante escéptico de que se pueda ganar la extradición en esta primera instancia, porque me parece una corte de muy bajo nivel para tener la entereza de oponerse a una potencia como EEUU, pero ahora ya no me sorprendería", explicó a Sputnik.
Narváez presintió la victoria en la fase inicial de las audiencias, cuando el abogado de la Fiscalía británica, en representación de la administración estadounidense, y la defensa de Assange expusieron sus argumentos legales a favor y en contra de la entrega del ex director de WikiLeaks.
Por el contrario, agrega, el equipo contrario no aportó pruebas de la conducta "claramente criminal" del australiano, en palabras del abogado James Lewis, que sentó la posición norteamericana en la apertura del caso, el 24 de febrero.
El caso lo preside la magistrada Vanessa Baraitser en el juzgado de Woolwich, anexo a la cárcel del sureste de Londres donde Assange está recluido desde abril de 2019.
"Comenzaron entonces a mostrarse las cartas, las estrategias, y me parece que los acusadores no traen nada nuevo bajo el sol, son las mismas trilladas, alegaciones, acusaciones que se vienen repitiendo durante 10 años", dijo el exdiplomático.
"No hemos visto ninguna evidencia de ello… y, es más, en el caso de Chelsea Manning, que fue condenado por las mismas alegaciones, nunca se demostró que hubiese alguna víctima como resultado de las publicaciones de WikiLeaks", recordó.
Cree además que la defensa "desbarató" este punto central implícito en las imputaciones, que considera el "mayor y único argumento que tendrán los acusadores para tratar de extraditar a Julian".
"Confío en que quedará absolutamente claro en las siguientes sesiones que la extradición no es posible porque se trata de una persecución política", recalcó.
El juicio se reanudará en mayo con el énfasis volcado en testimonios escritos y orales de los testigos de ambas partes.
No se prevé que Assange testifique en esta segunda fase del proceso, según adelantaron sus abogados.
Baraitser denegó permiso para que el reclamado atienda las audiencias desde los asientos de la defensa, quien seguirá, en principio, confinado en la ‘pecera’ de cristal a prueba de bala que se ubica al fondo de la sala 2 del juzgado de Woolwich.
Ambas partes tienen derecho a recurrir la decisión que tome la jueza en este extraordinario pulso que se disputa en la capital británica y que bien podría llegar hasta la Corte de Derechos Humanos de Estrasburgo.
El veredicto final indicará si la libertad de prensa tiene prioridad sobre la protección de secretos de Estado aunque encubran abusos de poder, como sugieren imágenes y documentos escritos difundidos por WikiLeaks y otros medios internacionales.