La diplomática subrayó que "las autoridades bolivianas actuales gozan de un mandato excepcionalmente limitado para preparar las elecciones y formar un gobierno legítimo a base de sus resultados".
Zajárova subrayó que Moscú lamenta "las declaraciones infundadas promovidas por el Gobierno transitorio, a veces simplemente falsas, sobre cierta mafia rusa, injerencia rusa, y presunta implicación rusa en los procesos ilegítimos en Bolivia".
"El Gobierno transitorio boliviano no presenta ningún dato, hecho o información concretos que apunten a acciones ilegales por parte del Estado ruso o de sus ciudadanos", dijo.
Señaló que la Embajada rusa hasta ahora no ha recibido solicitudes ningunas al respecto por parte de Bolivia.
Bolivia se vio inmersa en una crisis política en los últimos meses del año pasado, cuando Evo Morales (2006-2019) renunció a su cargo el 10 de noviembre, presionado por la cúpula de las Fuerzas Armadas y la policía y luego de varias semanas de protestas de grupos de la oposición por un presunto fraude electoral en los comicios del 20 de octubre.
Tras la renuncia de Morales y buena parte de la cúpula dirigente, la segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores, Jeanine Áñez, reclamó que le correspondía a ella asumir provisionalmente la presidencia de Bolivia para convocar nuevas elecciones.
El exmandatario, que tras el golpe de Estado de noviembre se vio forzado al exilio, primero en México y luego en Argentina en calidad de refugiado, fue inscrito por su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS) como candidato al Senado por el departamento de Cochabamba en las elecciones elecciones generales convocadas para el 3 de mayo.
Sin embrago el Tribunal Supremo Electoral (TSE) resolvió inhabilitar la candidatura de Morales al Senado en las elecciones de mayo, argumentando que el derrocado presidente no cumple con "el requisito de la residencia permanente" en el país.
El propio Morales anunció que presentaría un recurso ante el Tribunal Constitucional contra su inhabilitación electoral.